Me encontraba sola y pensativa sobre mi decisión, fue la elección más estúpida que pude hacer, yo lo sabía, mi interior lo sabía, el universo entero lo sabía. Caminé alrededor de 45 minutos y finalmente llegué a mi destino. La casa de Erick se divisaba desde el portón principal.
–Buenas noches–dijo un guarda de seguridad en el portón, ubicado en la oscuridad para asustar a cualquier indigente que deseara entrar sin permiso. Yo no me escapé del susto–.–Buenas noches, me gustaría hablar con Erick Black –dije, sobando mi pecho del susto que me había dado Jacinto, por su etiqueta en la camisa–.–¿Tiene cita con él? –.–No señor–.–Me regala su nombre–.–Mariana Sandoval–.–Le informaré al joven, un momento–.Esperé