Justo cuando Wendy arrancó la flor de raíz, una ola de energía descomunal barrió desde lo más profundo del campo de cacería.
Una bestia gigantesca apareció frente a todos en cuanto la ráfaga se desvaneció.
Wendy, aterrada, se desplomó en el suelo, balbuceando:
—Un… mon…struo…
Beck, con los ojos desorbitados, se lanzó contra la criatura.
Mientras él luchaba, yo aproveché para sacar a la temblorosa Wendy.
Después de ponerla a salvo fuera del campo, regresé a toda prisa al interior.
Cuando llegué, Beck ya estaba cubierto de heridas sangrantes.
En un segundo, la bestia levantó su poderosa garra y lo estampó contra el suelo, dejándolo inconsciente.
De inmediato, contacté a Karl para entrar juntos al rescate.
Mientras yo distraía a la bestia, Karl ya había cargado con Beck y desaparecido del lugar.
Al ver que no quedaba nadie más a quién proteger, me solté a pelear de lleno.
Aunque no tenía la fuerza bruta de los demás de la manada, sí contaba con experiencia en la cacería.
Tras varios inten