No era de extrañar que Claus le preguntara. Al fin y al cabo, nunca había visto a Estrella hacer nada relacionado con sus tareas escolares desde que entró en el colegio. Estrella no se tomó a pecho sus palabras.
—No te preocupes, de todas formas no planeo hacer la tarea.
Javier aguzó el oído para escuchar y pensó para sí mismo que si ni siquiera hacía los deberes, entonces era obvio que era una alumna problemática. ¿Había sacado la nota máxima en el examen o la realidad era que el propio amo compró el lugar?
Sin embargo, Claus miró a Estrella y le preguntó con mucha seriedad.
—Puesto que no te interesa estudiar, ¿por qué lo haces?
Estrella se acarició la barbilla un rato antes de decir:
—Quiero cumplir mis propias obligaciones.
Los ojos de Javier se llenaron de curiosidad. La pregunta que le rondaba por la cabeza salió:
—¿Qué obligación? ¿La obligación de dormir?
—Quiero experimentar la juventud. —Estrella puso los ojos en blanco con mala actitud.
Era exactamente la misma respuesta que