Al día siguiente, Jairo y Ken fueron a visitar a Rosalía con algunos regalos.
—Tía, hace mucho tiempo que no nos vemos. ¡Pero sigues siendo muy joven y hermosa! —saludó Ken, quien era elocuente y quería agradar a Rosalía.
Dado que ellos mostraban una buena actitud, Rosalía no planeaba relacionarlos con los asuntos criminales que sus padres habían hecho. Simplemente respondió con una sonrisa:
—Sabes cómo alegrarme, ¿verdad? Hace mucho tiempo que no los veo por aquí.
Ambos se sintieron un poco avergonzados, y se miraron el uno al otro. Después de un rato, Jairo fue el primero en mencionar el tema y el propósito de su visita, hablando con una voz apesadumbrada:
—Tía, es innegable que el accidente fue culpa de mi padre, pero te pedimos que los perdones y les dé una oportunidad más… Después de todo, somo una familia, ¿no?
Jairo intentó apelar a la compasión de Rosalía, buscando su perdón para Andrés y Andrían. En cualquier caso, él creía que la situación no debería llegar al punto de