Esa noche, Catalina llamó inesperadamente a Estrella por teléfono.
Estrella, sin saber quién era, respondió directamente: —Hola.
Catalina aprovechó de inmediato la gran oportunidad y dijo: —Eres Estrella, ¿verdad? Soy Catalina. Quiero disculparme por lo que sucedió la última vez. Fui tan injusta y quiero disculparme por mi mal comportamiento. En realidad, ya he renunciado a Claus. En realidad, tan solo estaba un poco resentida. Ahora, no siento ningún resentimiento hacia ti. Espero que puedas unirte a nosotros para cenar y considerarlo como una disculpa.
La disculpa de Catalina era sincera y llena de humildad.
Hablar con Estrella le resultaba desagradable.
Pero no tenía otra opción, no podía hacerlo de otra manera, o Estrella no se presentaría.
Si Estrella no estaba presente, no podrían llevar a cabo su malévolo plan.
¿No sería eso un desperdicio?
Estrella, al escuchar las palabras de Catalina, no las creyó en absoluto. Rechazó de inmediato y tajantemente la invitación de Catal