Camino de un lado a otro tratando de hacer que el tiempo pase más rápido. Mi padre se ha ido a casa a darse una ducha y dormir un poco.
Miro de nuevo a mi abuela que luce pálida y sin fuerzas. Sonrío al pensar en lo que pudiera decir si ve a Massimiliano. La enfermera abre la puerta de la habitación y me sonríe.
—¿Qué tal? —sonrío a fuerzas y la mujer se acerca a cerciorarse que todo esté en orden cuando noto que mi abuela comienza a mover su brazo derecho—. Rosemary…
Me acerco casi de inmediato y tomo su mano izquierda.
—Abuela… estoy aquí, soy Jenna —en su rostro se dibuja una sonrisa muy amplia.
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