CAPÍTULO 42. ¡MALDITO COBARDE!  

Mi vuelo estaba aterrizando, mientras no podía dejar de pensar en Tabata, el vuelo de Paraguay había hecho escala en Madrid, pero como tenías cosas por hacer en esa ciudad no continué el recorrido, aunque le pedí me acompañara, porque deseaba no separarme de ella, se negó.

Por más intentos de acercármele durante este mes, fueron pocas las veces en las cuales pudimos conversar, siempre terminaba rechazándome, me decía que buscara a mi esposa, pues era a ella quien amaba, le traté de explicar, pero era demasiado terca, no quiso escucharme.

Por mi parte estaba inquieto, temía Enrico volviera a chantajearla con sus hijos y ella terminara aceptándolo otra vez en su vida. El jet aterrizó, porque desde Madrid decidí tomar uno de la empresa. Apenas descendí de la aeronave mi celular comenzó a repicar, al alzarlo se trataba de

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