Capitulo 3

Yo para ese tiempo ni siquiera había salido de la vida oval del vientre de mi madre y gracias a este viaje de polizones, pude pertenecer a esta gran familia caribeña, ya no sólo como un simple admirador, sino como hijo legítimo de sus montes y valles.

Quisiera aclararte que no he venido a tu oficina con un expediente de desfalco, atraco o robo para que me defiendas, no, eso no, en la sociedad de aves no existe la delincuencia ni los funcionarios deshonestos y corruptos, como ocurre entre ustedes los hombres, a quienes venimos observando desde hace siglos. Que han sabido pagarles a jueces para que condenen a un pueblo inocente a quien nunca se le ha dotado de suficientes escuelas para su educación. Y también abusan del infeliz a quien pagan un sueldo de miseria después de un largo mes de trabajo y más tarde le mandan al cobrador de impuestos para despojarlo de lo poco que se ha ganado.

Son muchas las injusticias que los pájaros han tenido que callar, y el no decirlas o compartirlas con alguien podría desmejorar la salud de cualquier ave, por esta razón y aunque nos cueste el pico, hemos preferido ponerlas en manos de un hombre de conciencia, para que se ocupe de publicarlas. Yo sé que cualquier padre de familia que comparta su hambre con sus hijos y con su propio pueblo, no estaría tan lejos de reconocer que el culpable de su desdicha está en la misma persona a quien dio su voto a cambio de una promesa.

Sabemos que no se atrevería a negarlo, porque no ha sido  una ni dos veces en que lo han engañado, como tampoco debe desconocer que son ellos mismos los que también cambian o negocian por hojas de batatas el oro o cualquier otro metal precioso, propiedad legítima de los pueblos.

En verdad daría mucha pena y vergüenza que siendo las aves de cerebros con menos capacidad que el del hombre, como bien algunos así los han creído, tengamos que ser nosotros los pájaros los más llamados a defenderlos de las garras de los países del norte o de cualquier otra parte del mundo, que aprovechando la debilidad o flaqueza del peso o la moneda de los países pobres, penetran a ellos como “Pedro por su casa” para luego cargarse con las riquezas naturales que guardan sus tierras.

Nosotras las aves, que sabemos volar por los muelles y aduanas, vemos casi todo lo que sale pero nunca vemos lo que entra. Si es magia o no, yo creo que ni con la lámpara de Aladino se podría llegar a descifrarla muy bien. Pero mientras estas cosas pasan, no se requiere del papel de un mago para descubrirlas, sino de la sabiduría de los pueblos o naciones que sufren las consecuencias.- ¡Pero bueno! No quisiera meter mucho el pico en esta vaina, no vaya a ser que por abrirlo tanto, la verdad pueda llegar hasta el palacio de gobierno y mis plumas cambien de color y me huelan a pólvora o que las municiones entren por mis poros en lugar de mis plumas. Pero estas son cosas que no soy yo solo quien las sabe, creo que hay otros que al saber demasiado prefieren mejor callarlas, porque tienen un refrán consejero que siempre les dice “Que en boca cerrada no entran moscas”.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo