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¡ZOMBIES!

¡ZOMBIES!ES

Paranormal
Demian Faust  Completo
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Resumen
Índice

Sinopsis

Ciencia ficciónAventurasFantasía oscuraParanormalContemporáneoNovela de suspenso

¡ZOMBIES! Un recopilatorio de los mejores relatos de estos curiosos y fascinantes personajes en todos los géneros literarios de la mano experta de Demian Faust.

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¡ZOMBIES! Novelas Online Descarga gratuita de PDF

Último capítulo

  • AURORA (octava parte)

    —Bienvenido, Sr. Romero —saludó Calavera con un acento que no pude identificar— ¿Puedo ofrecerle algo de beber? —No, gracias. Sólo he venido a mostrar mis respetos a un gran líder y guerrero. —Romero sabía que Calavera era inteligente y no se dejaría suavizar por halagos, pero que éstos calarían entre sus subalternos y esto, a su vez, era provechoso para el jefe pandillero que así lo reconocería. —Igualmente, Sr. Romero. Es usted un hijueputa muy valiente para venir acá. Podría meterlo al Pozo —dijo señalando el sótano donde unos zombis se daban un festín— si me diera la gana. —Pero no lo hará —respondió Romero— porque le soy útil vivo. —Talvez sí, talvez no, yo no me confiaría mucho de ser usted. —Calavera fijó su mirada en Romero, pero este no titubeó. No podía mostrar el más mínimo temor en ese momento. De todas maneras siempre supo que ingresar al territorio mara era un peligro, pero estaba dispuesto a afrontarlo, así

  • AURORA (séptima parte)

    Resultó que, antes del Apocalipsis, Romero había sido un militar en el ejército de Estados Unidos y eso le permitió organizar a otros dentro de la disciplina y estructura marcial. —Como pueden ver —nos decía Romero dándonos una especie de bienvenida dentro de la antigua biblioteca que ahora era su residencia particular debidamente amueblada para brindarle la mayor comodidad— hemos logrado traer orden al caos y conformar una nueva civilización. Los mareros nos han atacado varias veces pero en todas los hemos repelido. Pueden pensar que somos crueles por no haber permitido la entrada de niños, sin embargo, debemos también pensar en nuestras familias. —¿Usted tiene esposa? —preguntó Raquel. —Mi esposa de la época antes de los muertos fue mordida y se convirtió en uno de ellos y mató al único hijo de ambos, que era un bebé. La maté con mi propia pistola. Nunca he amado a otra mujer como a ella. Ahora tengo cinco esposas y muchos hijos con

  • AURORA (sexta parte)

    Sólo había un puñado de sobrevivientes, entre ellos don Gerardo y unos cuantos niños en su mayoría huérfanos. —No hay mucho que hacer —dije saliendo del lugar que había sido nuestro refugio mucho tiempo. —No tenemos armas para defendernos ni de zombis ni de humanos, porque los mareros se las llevaron y sin agua ni comida no llegaremos lejos. —Yo tengo esto —dijo don Gerardo sacando algo de gasolina que había guardado en su pulpería. —Podemos viajar en automóvil al menos hasta el campamento del MAZ. Y así lo hicimos. El recorrido por los derruidos edificios de San José resultaba lúgubre. Innumerable cantidad de papeles, b****a, hojas y arbustos, recorrían las calles pavimentadas. Una variedad de grafittis había sido pintada en prácticamente todas las paredes, la mayoría con mensajes enloquecidos y tétricos sobre el Apocalipsis, el fin del mundo y la resurrección de los muertos. Todos los comercios habían sido s

  • AURORA (quinta parte)

    Y así continuó el paso del tiempo, hasta que un año había pasado desde el fin del mundo. Ya yo no tenía comida, ni agua, ni nada con que negociar cuando llegaron los del MAZ en su visita mensual. —Las cosas andan mal en el resto del país —decían. Ellos siempre informaban de lo que habían visto o escuchado. —Un enorme incendio arrasó el Parque Nacional Braulio Carrillo sin nadie que lo atendiera y consumió las ciudades vecinas. También nos han dicho que varias represas hidroeléctricas, sin nadie que las atendiera, sufrieron de desgaste y se rompieron inundando zonas aledañas y matando a miles. Y así continuaban las desalentadoras noticias. Incendios, inundaciones, terraplenes, destrucción, edificios que colapsaban por falta de cuidados… me alegré que en Costa Rica no tuviéramos plantas nucleares. Luego vino el período de canje, pero esta vez me encontré con las manos vacías. —¡Por favor! —supliqué mientras sentía el hambre

  • AURORA (cuarta parte)

    Muchos lectores estarán prejuiciados condenándonos por habernos entregado a esa incestuosa relación. No tengo justificación alguna. Ni siquiera la crisis en que estábamos atrapados o el sentimiento claustrofóbico. Pero puedo decirles que tras ese acto sexual gran parte del estrés y el horror acumulado por meses desapareció. El cariño y la calidez humana sumados al placer carnal burdo y animal no pueden remplazarse ni siquiera por el aprecio fraternal que siempre nos promulgamos. Y, tras acostumbrarnos gradualmente a la idea, nos entregamos libremente a nuestro incestuoso idilio haciendo el amor con una frecuencia tan asidua como podíamos así como desarrollamos nuevas y creativas formas de poseernos. Mis predicciones sobre los zombis fueron atinadas. Ante la falta de alimentación algunos se fueron y su número menguó considerablemente y, de los que quedaron, la mayoría comenzó a entrar en algún tipo de letargo. Pero seguía siendo inseguro para alguien que no estuvi

  • AURORA (tercera parte)

    Las imágenes que transmitía la televisión eran infernales, pero también lo eran las que podíamos ver desde la ventana de nuestra casa. En algunos países el ejército había iniciado procedimientos de salvamento con diferentes grados de éxito, pero ni siquiera los soldados eran lo suficientemente efectivos contra las hordas imparables de muertos resucitados. No obstante, mi país no tenía ejército así que era poca la ayuda que podía esperar. La Comisión Nacional de Emergencias y la policía hicieron lo que pudieron pero pocos días después del brote ya no habían autoridades funcionales. Los reconocidos periodistas de Canal 7 nos pedían mantener la calma mientras mostraban imágenes del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría en Alajuela, el mayor del país, donde tres mil personas intentaban escapar por avión inútilmente y saturando las instalaciones asediados por zombis. En las últimas transmisiones se escuchó a los pastores evangélicos debatiendo sobre el fin del mundo, la

  • AURORA (segunda parte)

    Debido a nuestra riña él tuvo que dormir en una hamaca afuera de la tienda. La noche era igual de calurosa que el día y la luz de la luna bañaba de tono plateado el ambiente. Las olas del mar repicaban en su incesante vaivén y de entre sus aguas comenzaron a emerger unas figuras repulsivas y macabras. Primero brotaron sus cabezas resurgiendo de entre las aguas sin necesidad de respirar. Poco a poco el resto del cuerpo fue visible hasta que un conjunto de húmedos y goteantes figuras que deambulaban torpe y temblorosamente caminó sobre la arena. De todo esto era ajeno Bernal que estaba profundamente dormido. Para cuando abrió los ojos al percibir una gélida presencia a su lado, profirió un gemido pávido al contemplar un espeluznante sujeto de piel grisácea y que hedía a putrefacción que lo miraba con un rostro contraído en una mueca de furia. El ser se lanzó encima suyo de inmediato y comenzó a rebanarle el cuello a mordiscos. &n

  • AURORA (primera parte)

    Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el infierno entregaron los muertos que había en ellos Apocalipsis, 20:13 Pidan su absolución, el Diablo esta cerca, esta tierra está condenada Profecía de Anneliese Michel, joven poseída por siete demonios que falleció durante el exorcismo en 1976 El barco de los muertos zarpará de la Playa de los Cadáveres y su tripulación tomará el Mundo y llegará hasta las orillas del Cielo Dura será la tierra, con gran adulterio. Una era de hachas, una era de espadas, de escudos destruidos, una era de vientos, una era de lobos, antes que el mundo se derrumbe; Ni los hombres se respetarán entre ellos. Profecía del Ragnarok Cuando los hombres vuelvan a las costumbres primitivas como si el tiempo marchara hacia

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LA VOZ DE LOS MUERTOS (primera parte)
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Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.  Isaías 26:19-21     E Ishtar dijo: Padre, dame el Toro del Cielo, Para que mate a Gilgamesh en su andar. Si no me das el Toro del Cielo, Abriré las Puertas del Inframundo, Destruiré los umbrales, y los dejaré abiertos, ¡Y dejaré a los muertos subir a comerse a los vivos! ¡Y los muertos serán mucho más que los vivos! La Epopeya de Gilgamesh   Había finalizado mi morb
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LA VOZ DE LOS MUERTOS (segunda parte)
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EL MÉTODO HAITIANO (primera parte)
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Existe algunos momentos y ocasiones extrañas en este complejo y difícil asunto que llamamos vida, en que el hombre toma el universo entero por una broma pesada, aunque no pueda ver en ella gracia alguna y esté totalmente persuadido de que la broma corre a expensas suya. Moby Dick Herman Melville   Me adentré por el lujoso rascacielos localizado en la ciudad de Nueva York donde se ubicaban las oficinas centrales de Serpent & Rainbow Inc., una poderosa farmacéutica multinacional. El enorme logotipo de la empresa conformado por una S&R dentro de un círculo y en el centro la típica serpiente enroscada en el báculo de Mercurio, pero con un arco iris al fondo, resaltaba notorio en la entrada principal. El edificio debía tener cientos de pisos sin embargo no era una de esas estructurales moles de ventanales como espejos sino un viejo rascacielos de principios del siglo pasado de aspecto gótico y picudo.
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