"¿Por qué demonios no nací rica?"La sala de espera del hospital público estaba llena, ruidosa y sofocante. Alguien lloraba cerca de la entrada. Un hombre tosía tan fuerte que parecía estar ahogándose. Una enfermera gritó algo por el altavoz, pero nadie le prestó atención. El tipo a mi lado olía a cigarrillos viejos y alcohol barato, pero ni siquiera podía moverme. No había espacio.Me quedé quieta, aferrando el papel con mi número, sintiendo el dolor sordo en la parte baja de la espalda.Solo unas pocas semanas. Solo un grupo de células, técnicamente. Pero era real. Lo suficientemente real como para arruinarme el apetito, el cuerpo y, tal vez, toda mi vida.Incliné la cabeza hacia atrás y miré el ventilador del techo, que no hacía más que mover aire caliente.Si fuera rica, no estaría aquí.Lo imaginé… una habitación privada con aire acondicionado, enfermeras atentas con sonrisas amables, una cama suave, tal vez incluso un médico de dientes perfectos llamándome “señora Isla”.Pero no
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