Punto de Vista de Luis—Ahí —dijo, mirándome fijamente—. ¿Feliz?Oh, Clara... la felicidad estaba por llegar. Pero no te preocupes, querida, llegará.No respondí a la pregunta de Clara de inmediato. En su lugar, dejé que mi mirada viajara sobre ella, asimilando cada detalle de su cuerpo delgado. Su incomodidad era palpable, como si pudiera sentir que esto iba cuesta abajo.Sin embargo, eso solo alimentó mi retorcido entretenimiento.—Aún no estoy feliz, Clara. Casi. Pero aún no hemos terminado, así que hay tiempo para mucha felicidad. ¿No crees, cariño mío?—¿Qué quieres decir? —preguntó, rascándose la nuca.Señalé vagamente sus prendas interiores.—Todo.Su rostro palideció.—¿Qué? ¿Aquí?—Sí. Aquí. Confía en mí, Clara —dije, acercándome—. Estás a salvo conmigo. Nadie verá. Solo somos tú y yo, y te juro que no te arrepentirás de esto.Su cara se arrugó, y casi pensé que se negaría. Pero luego, con una exhalación temblorosa, se acercó por detrás y desabrochó su sujetador,
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