Punto de Vista de Kaelen Thorne
—Exactamente lo que pensé. ¿Por qué lo harías, verdad? No es como si fueras responsable de lo que le pasó o algo así.
—¡Kaelen! —ladró mi padre—. ¡Mide tus palabras!
No, no lo haré. Míralos sentados allí, actuando como si Luis fuera una enfermedad o una especie de criminal cuyo nombre no debe ser pronunciado.
Cuando Luis fue la víctima, y Padre, el villano. Pobre, pobre Luis. Alguien necesitaba recordarle que él importaba.
Me aseguraría de contarle a Padre otra vez. Luis ama mis historias... muchísimo.
Orión, siempre el diplomático —o la serpiente, dependiendo del día—, se recostó en su silla.
—Kaelen, si vas a montar un berrinche, al menos ten la decencia de hacerlo en privado. Ahórranos al resto tus teatros.
Me giré hacia él, mis labios se curvaron en una sonrisa.
—Oh, Orión, tomaría un consejo tuyo, pero dejé mi manual para ser un imbécil pretencioso en mis otros pantalones. ¿Debería tomar prestado el tuyo?
La mirada en su rostro justo desp