Finalmente me concentro en la canción que suena, una canción lenta. Tragando saliva, asiento. Sus manos se deslizan por mi cuello, sobre mis brazos, y se posan en mis caderas mientras mis brazos rodean su cuello. Es lo más cerca que hemos estado desde que le cerré la puerta en las narices. Empezamos a mecernos al ritmo de la canción, mi mejilla contra su pecho, sus labios besando mi pelo. Ninguno de los dos habla al principio. Tengo los ojos cerrados, saboreando el momento, mientras inhalo su aroma único. Entonces habla, su pecho retumba bajo mi mejilla.—Dios, he extrañado abrazarte.—Yo también lo he echado de menos. Sobre todo a altas horas de la noche.—Hmm. Entonces, me pregunto porqué no he estado recibiendo invitaciones nocturnas cuando esta soledad me domina.—Herson, sabes por qué.—Te amo, Lety, así que si crees que me voy a rendir y dejar que te alejes de mí, te equivocas. Que me condenen si no te tengo para el resto de mi vida.Aprieto los ojos con fuerza, decidida a que l
Leer más