El rascacielos de Blackthorne Industries se alzaba como una daga de cristal y acero contra el cielo de Manhattan, reflejando nubes y luz solar en sus ventanales tintados. En el piso cuarenta y dos, Darian contemplaba la ciudad desde su oficina, un espacio minimalista donde predominaban los tonos grises y negros, con apenas un toque de color en una escultura abstracta de cristal rojo sangre que descansaba sobre su escritorio de ébano.Llevaba tres días esperando este momento. Tres días desde que había descubierto que Evelyn Moreau trabajaba para una consultora contratada por su empresa. Tres días planeando cada palabra, cada gesto, cada movimiento que ejecutaría cuando ella cruzara esa puerta.El intercomunicador sonó con un pitido discreto.—Señor Blackthorne, la señorita Moreau está aquí para la reunión de las once —anunció su asistente con voz neutra.Darian se tomó un momento antes de responder. Ajustó el puño de su camisa negra y se pasó una mano por el cabello oscuro.—Hágala pas
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