Capítulo 162: Entre o Cuidado e o Desejo La cargó hasta la habitación con pasos firmes, su respiración un poco más agitada de lo normal, una mezcla de anticipación y cuidado guiando sus movimientos. Con la punta del pie apartó las ropas de seda color durazno que se deslizaban sobre la cama ya preparada, el tejido susurrando suavemente. La recostó allí, con delicadeza, como si fuera una flor rara que pudiera deshacerse con el más brusco de los toques. Se mantuvo entre sus piernas, sin tocarla aún con el cuerpo, solo admirándola. Sus ojos recorrían cada curva, cada detalle del rostro de Alice, ahora sonrojado y con los labios entreabiertos, como si ella misma estuviera en un éxtasis silencioso.Su rostro se acercó despacio, la sombra de sus largas pestañas danzando sobre la piel suave de su cuello. Depositó besos lentos y húmedos, cada contacto enviando olas de calor por el cuerpo de Alice, hasta mordisquearlo con suavidad. El primer gemido escapó de sus labios como un suspiro tembloro

Capítulo 164: La felicidad ciega El salón palpitaba con vida. Risas, música, pasos acompasados. Los invitados danzaban bajo la cálida luz de las lámparas, pero Aurora era el verdadero resplandor de aquella noche.Giraba en el centro del salón con sus hermanos; primero con Pérola, que reía a carcajadas al dar vueltas tomada de su mano, mientras su hermano mayor los acompañaba con pasos torpes y adorables.Andrews la observaba desde lejos, con una copa de vino en la mano. La música parecía distante, como si el mundo se hubiera desacelerado solo para permitirle absorber aquella visión.Entonces la melodía cambió, adquiriendo tonos más clásicos y elegantes. Un joven de porte altivo y belleza innegable emergió entre los invitados. Llevaba un traje azul petróleo perfectamente ajustado, el cabello impecable, el porte noble. Se acercó a Aurora con una leve inclinación de cabeza y le extendió la mano: una invitación silenciosa.Aurora, sorprendida, vaciló un instante. Pero sus hermanos la a

Capítulo 166: Rescate en la oscuridad— ¿Dónde está Aurora? ¿Está bien? — Desapareció… parece que Janete y su padrastro estaban planeando una emboscada y encontraron una oportunidad, y ahora no sé… — confesó Mariana con la voz temblorosa. — ¿Pero cómo está en esta fiesta? — Vi a Janete… la vi salir de una habitación vestida como camarera. — ¿De qué habitación, Mariana? — preguntó Andrews con voz grave. — La habitación 404. Hay algo extraño… la vi salir de allí sonriendo como si hubiera hecho algo importante.En ese instante, Rodrigo apareció junto a Andrews, curioso por la llamada al ver el cambio en su expresión. — ¿Qué pasó? — Aurora… puede que esté en el último piso, ¡vamos! — respondió Andrews.Como si el destino quisiera poner a prueba cada nervio de sus cuerpos, el “ding” suave del ascensor resonó… seguido de un sonido de cortocircuito. La luz del panel parpadeó y todo se apagó. Uno de los guardias intentó presionar los botones, pero nada sucedió; el técnico que trataba d

Capítulo 168: La Revelación y la Decisión Aurora abrió el papel con dificultad. Sus ojos recorrieron las líneas con creciente incredulidad. Poco a poco, sus manos comenzaron a temblar. Las lágrimas cayeron silenciosas, luego vinieron los sollozos. —Cielos... —susurró, casi sin voz—. Fui tan descuidada... Andrews se va a volver loco.Lloraba con el papel arrugado entre los dedos, el rostro escondido en las manos. Alice la abrazó con cuidado, confundida y angustiada. —Eh... espera... esto es algo bueno, ¿verdad? Quiero decir... esto es un acontecimiento importante... ¿no es así?Aurora levantó los ojos, el rostro mojado por las lágrimas, y la expresión cargada de miedo. La miró en silencio durante unos segundos, luego volvió la vista hacia la puerta del cuarto, como si en cualquier momento alguien fuera a entrar.La luz del cuarto todavía era suave, el sonido de las máquinas llenaba discretamente el silencio. Aurora apretaba la sábana con fuerza, los ojos enrojecidos por las lá

Capítulo 170: El peso del pasado y lo que vendrá— Una chica... tu esposa — respondió ella. — Dijo que tú la necesitabas, pero que su hermana también me necesitaba. Todavía llevaba esas ropas de hospital... ¿pasó algo? ¿Está bien? Andrews se detuvo un momento, asimilando aquella información. Mi esposa... No dijo nada. Pero sus pasos lo llevaron directamente a la habitación de Aurora.Aurora estaba sentada en la cama, pálida, aún frágil, mientras Alice la reprendía con los ojos llorosos y la voz angustiada. — ¿Qué habrías hecho si te hubieras puesto peor? ¿Si hubiera ocurrido lo peor? ¿Pensaste en todo eso? — Ya está bien ahora, Alice... — respondió Aurora con una sonrisa suave, sin esconder el cansancio. — No nos pasará nada más. No otra vez.Alice la miró como si no supiera si llorar o gritar de nuevo. Fue entonces cuando la voz de Andrews llenó la habitación: — Siempre eres tan imprudente... Aurora se sobresaltó un poco y lo miró, sorprendida. Andrews dio dos pasos hacia a