Punto de vista de CerceiEmpezar una nueva vida en un mundo desconocido resultó ser más difícil de lo que imaginaba. Crecí en una mansión donde tenía que hacer tareas repetitivas como limpiar y restregar. Pero en este nuevo lugar, había muchas cosas diferentes que hacer. Ya que íbamos a quedarnos aquí, lo justo era que ayudáramos. Para mi sorpresa, Mamá empezó a trabajar en la tienda de costura del segundo piso. Nunca supe que sabía coser. Me hizo darme cuenta de que había partes de la vida de mi madre que aún no conocía. Por mi parte, terminé atendiendo a los clientes del café.La verdad, no se me daba muy bien. Por suerte, la tía Melanie era amable y paciente, incluso cuando cometía errores como quemar el pan o servir mal el café. Al final, me dejó seguir tomando pedidos.No todo fue malo. Tenía algo de experiencia previa en este tipo de trabajo, aunque no me había ido muy bien antes. Tratar con los clientes aquí se sentía diferente. No eran invitados distinguidos; eran personas co

Punto de vista de CerceiAbrí los ojos con asombro cuando la tía Melanie me presentó un objeto cuadrado y brillante. ¿Podía ser? ¿Era en serio lo que creía?—Quiero que tengas esto —dijo suavemente mientras colocaba el teléfono en mis manos.—Tía… —murmuré, cautivada por su encanto, pero me costaba aceptar más regalos. Ya nos había dado demasiado.—Cercei, necesitas esto. Hoy en día, la comunicación es fundamental, sobre todo ahora que ya no estás en la mansión. Además, es importante para tu seguridad —dijo, apretando mi mano y dejando el dispositivo en mis palmas.—Ya nos diste más de lo que imaginamos.—Por todos los años que nos perdimos, esto no es nada —respondió con una sonrisa. La abracé con fuerza, agradecida por todo lo que había hecho por mí desde que llegamos aquí. Siempre habíamos sido solo Mamà, Papà y yo, y cuando él murió, sentí que solo nos quedábamos ella y yo en el mundo.Nunca me consideré materialista, pero estos regalos tenían un gran valor emocional. La tía Melan

Punto de vista de Cercei —Café grande, cuatro dosis, descremado, solo un toque de chocolate, sin crema —dijo la clienta con un tono lleno de soberbia.—¿Eso sería todo, señorita? —pregunté mientras anotaba con cuidado su pedido tan específico. Ni siquiera me miraba, absorta en su teléfono, como si mi presencia fuera irrelevante.—Obviamente —respondió, rodando los ojos con fastidio.—Enseguida lo preparo —dije con una sonrisa amable. Después de todo el tiempo que llevo trabajando aquí, he aprendido que muchas personas pueden ser bastante groseras, sobre todo por la mañana, hasta que reciben su dosis diaria de cafeína.—Qué mujer tan desagradable —comentó Claire cuando me acerqué al mostrador con la orden. Al parecer, había observado toda la escena. Solté una risa suave.—Sí, bastante —coincidí.Le pasé el pedido a la mujer, quien frunció el ceño y torció la boca al leerlo.—¿Esto es un Starbucks o qué? —bufó con desdén.—¿Qué es Starbucks? —pregunté, intrigada.—Olvídalo —dijo mientr

Punto de vista de Vienna —¿¡Tan malditamente difícil es encontrar a esa perra y a su madre!? —grité, golpeando con fuerza la mesa con ambas manos.Inspiré hondo, intentando calmar el temblor que me recorría. Me froté las sienes, adoloridas por la tensión. Estoy dispuesta a buscar en cada rincón del mundo, incluso en los rincones más oscuros del inframundo, si es necesario. Lo juro por todos los santos del cielo: destrozaré su vida y la haré sufrir mucho más de lo que ella me hizo sufrir a mí.—Vienna, querida, por favor, cálmate —intentó calmarme mi padre.—¿¡Que me calme!? —espeté. Llevamos un mes entero buscándolas. ¡Un mes! Cada vez que encontramos una pista sobre su paradero, desaparece como si se la tragara la tierra. ¿De dónde sacaron el dinero para estar viajando por todo el mundo?—Todo esto es por tu culpa —le acusé, apuntándolo con el dedo.—Si no me hubieras impedido matarla, Cercei ya estaría pudriéndose bajo tierra —añadí con desprecio.—No me señales, jovencita —su voz

Punto de vista de CerceiMe desperté en una tranquila mañana de domingo, con una sensación de paz que me llenaba por completo. Los suaves rayos del sol acariciaban mi rostro y una sonrisa se dibujó en mis labios sin esfuerzo. Era una sensación nueva, este entusiasmo tan repentino al despertar.—Buenos días —saludé a mi madre con un beso tierno.—Buenos días, cariño.—Buenos días, tía —le dije también, mientras le robaba un pedazo de su delicioso waffle casero. Ella soltó una risa suave ante mi descaro.—Mhmm —murmuré saboreando el bocado. Estaba riquísimo, como todo lo que ella cocina. No por nada su cafetería tiene tanto éxito.—Hoy te veo especialmente animada —comentó mamá, observándome con atención.Solo sonreí. En verdad me sentía increíble. Tal vez así era eso de despertarse con el pie derecho. Gracias a Claire, mi amiga habladora, había aprendido un montón de frases nuevas, aunque entender la mitad de sus discursos seguía siendo un reto.—¿Qué planes tienes para hoy? —preguntó