[CONTINUACIÓN]Tardé un par de minutos para que me hiciera fan de aquel sitio, viendo cómo unas chicas muy parecidas se devoraban, sin compasión, un par de mejillones crocantes con pepinos en formas de pulpos y barcos.En verdad amaba este sitio.—¿Desea ordenar algo, señorita? —se acercó un mesero con cuerpo robusto y sonrisa amigable —. Este día hay refill gratis. Si desea le puedo mostrar las especialidades del día en el menú.Sonreí en agradecimiento y le dije que sí con la misma amabilidad.—Claro. Verá, tenemos camarones en salsa blanca, pescado al vapor con verduras remojadas en vino blanco, pescado blanco a la mantequilla acompañado con Chardonnay o un blanco de Borgoña y, lo más pedido de la noche, calamar frito acompañado de paella valenciana con un tono picante y como acompañamiento una botella de nuestro vino tinto más dulce.—De hecho todo suena bastante bien…—Y si eso no le convence, puedo ofrecer como plato fuerte, langosta en salsa de limón, y como acompañamiento perf

[CONTINUACIÓN]Pasé saliva y traté de relajar mi cuerpo, pero por más que lo intentaba, mi corazón no paraba de palpitar desesperado. Bombeaba sangre de una manera tan brutal que daba miedo, y por el rojo de mis mejillas parecía que toda se estaba aglomerando ahí.Me pegué un poco más y sentí como mi cuerpo se relajaba.—Así —Murmuró conforme, cuando me moví con más soltura, sin pisar sus pies.Decepcionante, ¿no?.Sentí la música recorrer desde mi talón hasta mi pecho, miré sus ojos, sonreí y dejé que tomara mi mano y me hiciera dar una pequeña vuelta, lento, en medio de la pista, cayendo de nuevo entre sus brazos.🎶Pero, si este mundo se acabara, vendrías, ¿cierto?La melodía seguía guiando nuestros pasos, dóciles, sobre la pista; hasta podía sentir como si estuviéramos volando. Mientras, Lucas dejaba pequeños besitos en mi rostro y de manera disimulada, suaves besitos en mi cuello.—Y dígame, señorita desconocida —se detuvo a mirarme con una media sonrisa —. ¿Y cuáles son las meta

[CONTINUACIÓN]—Puedes tomar sus llaves…—¿Y ser acusada de allanamientos por esa bruja? No lo creo —tomó su rostro con sus manos y bufó desesperada, luego me miró cabizbaja y negó —. En todos lados hay una Amanda Pearsons, Eddy. En mi caso, Crissy Stevenson.La entendía. La entendía mejor que nadie porque por muchos años dejé que Amanda tomara mis tareas y las presentara como suyas. Al final, para no reprobar, no dormía haciendo mis tareas de nuevo. Pero no dejaría que eso volviera a pasar.—De acuerdo, entonces hay que planear bien cómo entrar…—De hecho, ya estoy en eso… —Sonrió con vergüenza.¿Ya estaba en eso…?¿Qué quería decir?¿Y qué tenía Steve que ver en todo esto?.Creo que lo comprendí cuando su mirada se desvío un poco triste hacia la calle, cerca del restaurante donde se había metido Steve con la chica rubia. De presto, mis ojos se abrieron como platos, de manera automática llevé mis manos, juntas, a mi boca y miré también en la misma dirección.—¿Acaso…?—Lo siento, Edd

[EDDY]¿Sabían que hay comisarías donde juntan a los detenidos? O sea, sin separar a hombres y mujeres. Bueno, las hay.Nunca pensé que detestaría esta parte de la adultez. A veces prefería seguir teniendo diecisiete, pero luego pensaba en la reacción de mis padres y no, así era mejor.¿En qué estaba? ¡Ah, sí! ¡Estaba encerrada en una comisaría con Grace, Lucas y tres chicas que le coqueteaban sin ningún respeto o pudor, a pesar de ver el anillo de compromiso en su dedo!.¡¿En qué jodido momento nos metimos en esto?!.Es que, nada mejor que pasar un fin de semana en la comisaría acusada de allanamiento.—No lo entiendo —Murmuró de nuevo Grace, deslizando sus palmas por su rostro —. ¿Qué pasó con Steve?.—No lo sé —hablé de mala gana. Las tres chicas que estaban en la otra esquina, ya habían acorralado a Lucas, quien se mantenía pensativo y no contestaba nada —. Se suponía que tendría la mejor cita de mi vida, iría a casa, comería palomitas con mantequilla y vería La Era Del Hielo. Qui