POV: AIRYS— No entiendo. —Suspiré contra su rostro, respirando de forma lenta e irregular. Mi corazón martillaba en el pecho, mi piel hormigueaba con su cercanía sofocante. — ¿Quieres que luche para librarme de ti?Daimon soltó una risa baja y ronca, cargada de un sarcasmo que hizo que mi estómago se contrajera. Su mano se deslizó hacia mi cabello, los dedos hundiéndose con una posesividad que me hizo estremecer.— Pequeña humana, no eres tan débil como piensas. — Su voz era grave, cada palabra cargada con una certeza aterradora.Mi respiración vaciló cuando sus dedos se movieron en mi nuca, masajeando suavemente, un contraste peligroso con la brutalidad que emanaba de él. Un escalofrío subió por mi espalda, mi cuerpo reaccionando contra mi voluntad. Daimon lo notó. Sus ojos predatorios brillaron, y antes de que pudiera apartarme, retiró la mano, dejándola suspendida al lado de mi rostro, como si estuviera probando mis límites.— ¿Qué sabes sobre tu linaje?Mi mente luchaba por segui

POV: AIRYSSolté una risa seca, moviendo la cabeza.— Con dos médicos en esta manada, una enfermera y otra que apenas sabe caminar por los pasillos, no estoy de acuerdo.Antes de que pudiera continuar, sentí una presión fuerte sobre la herida.Gruñí, rechinando los dientes por el dolor que pulsaba y quemaba en mi piel.La médica sonrió de lado, con las manos aun sobre la herida, aplicando más fuerza innecesaria.Mi mirada se estrechó.— Si haces eso de nuevo, te coseré los ojos.Mi amenaza hizo que la mujer soltara una risa burlona.— Sería un placer ver cómo lo intentas. — Tosió y terminó el vendaje con eficiencia. — Listo, como nueva.Pegué los ojos.— Tengo mis dudas.Me levanté y solté la camiseta, tomando mi blusa para ponerme. Mientras la pasaba por encima de mi cabeza, noté que el beta desvió la mirada hacia el techo, evitando mirarme.Fruncí el ceño.Era poco común para un lobo evitar el contacto visual. Después de todo, las mutaciones no permitían que la ropa se mantuviera in

POV: AIRYSMis ojos estaban muy abiertos, ardiendo con las lágrimas que se acumulaban en la fina línea de mis párpados. Mis piernas fallaban, mi estómago daba vueltas y un frío recorría mis venas, dejándome atontada.— ¿Qué… qué dijiste? — Mi voz salió débil, casi inaudible.— Me escuchaste, pequeña. ¡Mátalo! — Daimon gruñó, implacable, mientras tocaba mi mentón con los dedos manchados de sangre, tiñendo mi piel con ese líquido viscoso y caliente.Mi cuerpo se contrajo. El olor metálico se mezclaba con el aroma crudo y denso que emanaba de él.— ¿Qué pasa? — Se burló, sus ojos oscuros brillando con matices de deseo por sangre. — ¿No tienes coraje?Intenté tragar, pero mi garganta estaba cerrada.— Yo… — Las palabras tropezaron, atrapadas en nudos de desesperación. — ¡No soy una asesina! No quita vida… ¡Las salvo!Daimon soltó una risa baja e incrédula, inclinando la cabeza.— Salvarás muchas vidas liberando al mundo de este gusano. — Chasqueó la lengua, su mirada impía perforándome. —

POV: AIRYS— ¡No! — grité, corriendo hacia el niño, pero algo me hizo detenerme.Símbolos brillantes surgieron alrededor de la canasta. Un rugido profundo sacudió el ambiente, el suelo tembló bajo mis pies. Cadenas gruesas emergieron, envolviendo la pequeña cesta, como si la protegieran. Y entonces… el bebé volvió a llorar, un sonido agudo y desesperado.La puerta del templo explotó, rompiéndose en pedazos. Los rugidos reverberaron, seguidos por rugidos amenazantes que me hicieron estremecer. Mis piernas se quedaron rígidas, el corazón martillando dentro del pecho.El alfa antiguo, Stephen, irrumpió en el templo con pasos firmes y pesados. A su lado, mi padre entró detrás de él, con los ojos brillando de furia.— ¿¡Qué has hecho!? — rugió, su voz cargada de odio.En un movimiento brutal, avanzó contra mi madre, sujetándola por el cuello y levantándola del suelo como si fuera nada. Sus garras se clavaron en su piel, y el olor a sangre llenó el ambiente. El líquido caliente de sangre se

POV: DAIMON— Yo no… — Balbuceó, tragando saliva. — No sé qué pasó.“Eso no es toda la verdad.” La diversión en el tono de Fenrir era evidente. “Nos va a dar mucho trabajo.”Airys bajó la cabeza, mirándome de reojo, mordiendo el labio. Había osadía en sus ojos brillantes que me desafiaban.Entonces, sin dudar, soltó la toalla.El tejido se deslizó por su cuerpo, cayendo a sus pies, dejándola completamente desnuda frente a mí.Tensé la mandíbula, mis ojos descendieron lentamente, capturando cada detalle de su piel expuesta.— Dime, Alfa Supremo. — Observé cómo sus ojos vibraban en tonos miel claros, con provocación y un desafío afilado, tan audaz. — ¿Es esto lo que deseas de mí?Sus manos titubeantes tocaron mis hombros, deslizándose lentamente por mis brazos. El apretón de sus dedos era incierto, probando límites. Fruncí el ceño e incliné la cabeza hacia un lado, permitiendo su osadía. Quería ver hasta dónde llegaría.Sus dedos volvieron, trazando un camino lento por mi torso. Mi cuer