POV: AIRYS— Tienes razón, rey Lycan. — Torcí la nariz, aún atrapada en su agarre. Mis dedos presionaron su muñeca, sin éxito. — La próxima vez que tu lengua invada mi boca, la arrancaré con los dientes.Sus ojos color tierra brillaron, casi divertidos.— Puede que me guste eso, pequeña presa. — Su voz salió baja, con una amenaza velada y algo más peligroso.Daimon me soltó lentamente, como si quisiera dejar claro que solo me dejaba ir porque lo deseaba. Su postura seguía imponente, observándome desde arriba con presunción.— Vístete y sígueme.Mi mandíbula se tensó.— ¿Adónde?Toqué mi cuello, donde sus manos estuvieron momentos antes. Podría haberme ahorcado si lo hubiera querido. Era el rey Lycan. Nadie lo cuestionaría. Nadie vendría a salvarme.Pero no lo hizo.¿Por qué?Lo había desafiado. Le había dado una bofetada en la cara. Al menos, debería haber perdido mis manos.“No es su intención hacernos daño.”Tragué saliva, apartando el pensamiento.Daimon se giró hacia la puerta, su

POV: DAIMONFenrir no pedía. Él tomaba.En las noches de luna llena, su hambre era absoluta. Mi padre, la antigua carcasa de mi bestia, solía decir:“La naturaleza de Fenrir es indomable.” Es un lobo primitivo, feroz e insaciable. Pero es astuto. Sabe lo que quiere. Completa el vínculo y conviértanse en uno solo.”Fenrir me guio hasta esa subasta. No debía estar allí, pero algo nos llamaba. Cuando vi a la pequeña humana, todo tuvo sentido. Su olor… el sabor de esa noche todavía estaba en mí. Estábamos buscando. Desde entonces.Y allí estaba ella.Su miedo era palpable, un perfume agridulce que me instigaba aún más. Pero no era solo eso. Ella era diferente. No se doblaba, no se encogía como las demás. Había algo más profundo, algo roto, pero que aún luchaba por mantenerse en pie.“El destino nos trajo a la elegida. La esperada durante milenios.” Fenrir rugía en mi mente, inquieto.Bastó una mirada para entender.Sus ojos… un dorado intenso, salvaje. Una mezcla de resistencia y temor. H

POV: AIRYSEl calor de su cuerpo era adictivo. La temperatura parecía haber subido a propósito cuando apoyé mi cabeza en su regazo.Sabía que me estaba arriesgando demasiado, pero no me importaba. Prefería eso a morir de frío otra noche más. Si incluso en el infierno las almas eran calentadas, ¿por qué yo, una simple prisionera humana, debería congelarme?"Está caliente… está seguro…" Mi mente repetía, arrullada por el cansancio, tirándome hacia atrás, hacia la inconsciencia.En el último destello de lucidez, sentí mi cuerpo acurrucarse más, envolviendo mis brazos alrededor de sus gruesas piernas, buscando instintivamente más calor. Un escalofrío recorrió mi piel cuando un susurro grave rozó mi oído.— Pequeña, no soy alguien digno de apegarse…Sus dedos se infiltraron en mi cabello, hundiéndose en los hilos con un masaje lento y placentero, lo que me arrancó un suspiro involuntario. Su aroma me envolvió por completo, cálido y denso, como si impregnara mi piel.De repente, todo a mi a

POV: DAIMON"Te dije que ella te odiaría." Fenrir río en mi mente, provocador. "¿Vas a contar la verdad?"Ignoré su provocación y me concentré en la mujer frente a mí, con los ojos ardientes.— Te vas a congelar aquí fuera. — Mi voz salió grave, un gruñido de impaciencia. Su cuerpo temblaba, los labios morados, la ira vibraba en mis venas, pero no era de ella de quien sentía."Es nuestra." Fenrir chasqueó la lengua. "Interesante."Extendí la mano y toqué su brazo, sintiendo la piel helada bajo mis dedos cálidos. Airys se apartó con un movimiento brusco, retrocediendo unos pasos.— No seas terco, pequeña. — Advertí, consciente de que no toleraría más desobediencia.— ¡No iré contigo! — gritó, jadeante, con la respiración pesada por el aire denso, las fosas nasales dilatadas. Sus puños cerrados, los ojos chisporroteando de desafío. — ¡Si de todos modos voy a morir, que sea a mi manera!"Realmente la irritaste." Fenrir resopló, divertido.Apreté la mandíbula, sintiendo la furia burbujear

POV: AIRYSPermanecí un momento encogida en la ducha, sentada bajo el agua caliente, tratando de controlar mis emociones. Mi cuerpo ahora parecía demasiado caliente, y casi extrañaba la nieve fría afuera.— ¿Cómo puedo desear a un monstruo como él? — Susurré, levantando el rostro bajo la ducha, deseando que el agua llevara mi confusión por el desagüe. — Diosa, me estoy volviendo loca.Salí del baño y me paré frente al espejo. Mi piel aún hormigueaba en los lugares donde sus manos me habían tocado. Giré el cuello hacia un lado y vi las marcas — chupetones y mordidas — contrastando con mi piel pálida. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando pasé la punta de los dedos sobre ellas."Marcándote como suya."Mi mente repitió esas palabras y un calor recorrió mi abdomen.— ¡No soy suya! —contesté, frotando la piel marcada con fuerza. El lugar se enrojeció aún más. Frustrada, golpeé los puños contra el lavabo. — No soy de ningún Alfa ni Lycan. Necesito huir."Pero no queremos eso."Mis pensam