KiaraMe desperté con el corazón acelerado.Pero no era miedo. Ni alerta. Era otra cosa. Una ansiedad cálida que se extendía lentamente por mi cuerpo, como si cada célula estuviera... vibrando.Sonreí sin darme cuenta, me di la vuelta en la cama y hundí la cara en la almohada. Estaba feliz. Entusiasmada. Encantada.Y eso era aterrador.Porque nunca me había sentido así antes.Me levanté con el corazón acelerado, me vestí a toda prisa y me hice un moño alto, como si eso pudiera contener la ansiedad que crecía dentro de mí. La mansión ya estaba despierta, el aroma del café recién hecho flotaba por los pasillos, mezclado con el sonido amortiguado de voces y pasos que resonaban discretos por las paredes de la mansión.Bajé las escaleras todavía con ese cosquilleo en el estómago. Cuando entré en el comedor, encontré a mis padres ya en la mesa. Mamá hojeaba un periódico digital en su tableta, y papá observaba algo por la ventana, con los brazos cruzados."Buenos días", dije, inclinándome pa

KiaraLa mano de él todavía flotaba cerca de mi piel cuando le entregó mi abrigo al anfitrión.Pero no fue el contacto lo que me dejó sin aliento.Fue su silencio.La forma en que Jason me miró... como si cada detalle de mi cuerpo hubiera sido diseñado para provocar exactamente esa reacción. Aquello no era solo deseo. Era un reconocimiento primitivo. Algo que mi cuerpo entendió antes de que mi mente pudiera procesarlo.Él se acercó más, despacio, con la confianza de quien ya sabía que yo no me alejaría.Y entonces, como si fuera natural, como si siempre lo hubiera hecho, se inclinó hacia mí y dejó un beso en mi hombro desnudo.Ligero. Cálido. Intencional.Me erizó entera. Los vellos de mi brazo se pusieron de punta, y un suspiro traicionero escapó de mis labios."¿Tienes idea de lo que me estás haciendo, vestida así?", susurró contra mi piel, la voz baja, ronca, cargada de un control a punto de colapsar.No respondí. No era necesario. Todo mi cuerpo ya gritaba por mí.Jason se alejó s

JasonElla se detuvo frente a la moto como si estuviera frente a un altar. Sus dedos se deslizaron lentamente sobre el tanque metálico, trazando las curvas como si tocara algo vivo. Como si me tocara... a mí.Un escalofrío recorrió mi espalda.Esa mujer me iba a matar. Y yo moriría riendo, si fuera en sus brazos."¿Así que esta es tu bestia particular?", preguntó, con una media sonrisa."La más obediente que tengo", respondí, la voz más grave de lo normal."Nunca me he subido a una moto", murmuró, aún con los ojos brillando mientras pasaba los dedos por la carrocería. La voz salió baja... casi tímida. Casi.Mi corazón dio un fuerte latido.Sonreí lentamente, acercándome hasta que mi voz rozó el espacio entre nosotros."Las primeras veces pueden ser... inolvidables". Esperé un segundo, antes de completar con el tono más grave y cargado que pude: "Más aún cuando es con la persona correcta".Ella se detuvo. El aire pareció pesar entre nosotros.Y entonces se sonrojó, de esa forma que hac

JasonEl beso todavía me ardía en los labios cuando aparté su cuerpo del mío. Con cuidado. Con rabia hacia mí mismo. Bajé de la moto primero, el cuerpo aún palpitando, cada fibra de mi piel suplicando por tenerla de vuelta en mi regazo. Pero sabía que no podía. No ahora.Le extendí la mano, ayudándola a bajar. Había brillo en sus ojos, deseo aún latiendo, pero también había algo nuevo... algo dulce. Algo que podía destruirme."¿Tú y tu madre son cercanos?", preguntó con suavidad, y su voz me sacó del trance entre el deseo y el recuerdo.Tragué saliva. El nombre de ella todavía me quemaba. Incluso después de todos estos años."Murió el día en que nací", dije, tratando de parecer indiferente. Las palabras salieron secas, pero dentro de mí... todo se desmoronó.El silencio que se instaló fue cortante. Ni el viento se atrevió a llenar el espacio entre nosotros.Kiara dio un paso y me abrazó. Un gesto pequeño, pero lleno de lástima. "Lo siento", murmuró contra mi pecho, y el sonido de su v

KiaraTodavía llevaba el olor a pecado. Y lo peor... era que él tenía su perfume.Me duché. Usé un champú con olor a nube y una loción con esencia de "no estoy enamorada, lo juro". Pero no sirvió de nada. Jason Wilker estaba impregnado en mí. En el perfume, en la memoria, en el alma.Miré mi reflejo en el espejo por tercera vez esa mañana. El cabello estaba casi decente, el uniforme impecable, y aun así... todo parecía pecado. Como si cada pliegue de mi ropa gritara: "ella se subió a una moto y a un lobo en la misma noche".Solté el aire por la boca. El corazón, ese traidor descarado, seguía acelerado desde ayer. Y cada vez que recordaba sus dedos apretando mi muslo, sus labios en los míos... DIOS MÍO.Puse la mano en el pecho.¿Sigo viva, verdad?Sí. Viva y peligrosamente cerca de hacer una locura.Salí de la habitación intentando parecer centrada. Equilibrada. Pura.Mentira.En la escalera, me sorprendí sonriendo a la nada. Esa cara de quien está recordando el beso y la forma en que