Capítulo 12. Una cena que no fue, una guerra que comienzaSe dejó caer de rodillas en la alfombra frente al sofá, con el teléfono en la mano como si acabara de recibir un diagnóstico de locura incurable.Era él. Santiago Soler.No un gigoló. No un desconocido. El mismo hombre. Otra vez.Y lo peor de todo...Ella no lo reconoció.Le había pasado lo mismo. Otra vez. Y él la dejó actuar. Otra vez. Sin decir ni una maldita palabra.-- Pero ¡qué...! -- se mordió los labios para no gritar.Ahora que lo pensaba, todo tenía sentido. La manera en que la había mirado cuando entró. Su voz diciéndole que tomara el control. Esa media sonrisa... ese maldito cuerpo.Santiago había estado ahí.Y ella, borracha como una pasa, lo había confundido con uno de esos muchachos del catálogo del bar.-- ¡Voy a matarlo! -- se levantó de un salto y empezó a buscar su vestido, que aún colgaba del pomo de la puerta, como trofeo de guerra.En su bolso, encontró otro mensaje. Uno más reciente."Por cierto, box 6...

Capítulo 14. Despertar entre dudas y trampas.Él se quedó callado por unos segundos.-- Sin una familia de abogados, quieres estás hablando de tu abuelo -- ella frunció el ceño.-- ¿Qué sabes de mi abuelo? ---- Sé que no es fácil cargar con un apellido que tiene tanta historia Federico Green ¿no es asi? -- mencionó el nombre de su abuelo esperando que ella reaccione, pero Paula seguía escuchándolo como si nada. -- Debe ser complicado para ti pensar en esos casos viejos en los que estuvo involucrado y no sentir que estás espiando secretos familiares –-- No entiendo a donde quieres llegar ---- Supe que has estado leyendo algunos expedientes antiguos últimamente... ---- ¿Me estás espiando? ---- Te estoy observando. Que es una gran diferencia --Paula se separó de la barra. Dio unos pasos hasta la gran ventana y se cruzó de brazos. La ciudad titilaba a sus pies. Su reflejo en el cristal parecía el de otra mujer: más firme, más peligrosa.-- La verdad es que -- no quiso decirle que ha

Capítulo 16. El pacto de los hombres muertosPaula quedó con el celular en la mano, como si acabara de perder algo que no entendía. El nombre del fiscal retumbaba en su cabeza: Hugo Falcone Tafur. Nunca había reparado en él. Quizás porque no aparecía en los expedientes oficiales. Quizás porque, como muchas otras cosas de ese juicio, su nombre había sido cuidadosamente enterrado.No podía evitar sentir que esa conversación había sido algo más que un intento frustrado por obtener respuestas. Había sido una advertencia.Y en su estómago, otra sensación comenzaba a germinar: la curiosidad.El nombre Hugo Falcone había estado dando vueltas en la cabeza de Rodrigo desde hacía días. No porque fuera un referente legal, ni por algún interés profesional, sino porque su madre, en una de esas conversaciones familiares olvidadas, alguna vez mencionó que ese viejo fiscal era familiar directo de ellos. Una relación que nunca se había hecho pública y no sabía por qué, pero ahora ese parentesco le iba

Capítulo 18. Lo que no dijimos frente a esa casaEl empleado miró a Santiago y asintió, no tenía cara de ser mala persona, pero debía tener cuidado.-- Vine a ver al fiscal Falcone pero él se alteró un poco, ¿sabe de quien estoy hablando? --El empleado no se inmuto, asi que Santiago continuo.-- Podría ayudarme por favor, se trata de mi abuelo Leonardo Soler, solo el fiscal puede ayudarme con ese caso --Como el empleado no tenia de que se trataba, pero el nombre de Leonardo Soler había salido de los labios del anciano ese mismo día, pensó que quizás podría ayudar a un nieto desesperado.-- Hace un momento el fiscal Falcone hablo sobre su abuelo -- le dijo y Santiago se alegró. Quizás el anciano no quería recibirlo, pero este hombre podría responderle algunas preguntas.-- ¿Recuerda lo que dijo? ---- Dijo algo asi como que su abuelo… no era un hombre perfecto. Pero que no merecía lo que le pasó. Que él lo sabía y que quiso detenerlo – Santiago lo escuchaba atento.-- ¿Habló acaso de

Capítulo 20. El silencio de los vivos.Incluso ahora Rodrigo comenzaba a preguntarse si el haber conocido a Paula como lo hizo no fue una coincidencia del destino, sino de las mentes maestras que habían tramado todo este lio de horror.-- Si Paula lo descubre… -- dijo Rodrigo, más para sí que para la figura del anciano.-- Todo se habrá terminado –Y Santiago Soler ahora se había convertido en una amenaza real. Porque Paula no dejaba de verlo. Él lo sentía. Lo intuía.-- Tengo que detener esto -- le murmuró mientras marcaba un número.-- ¿Quién llama a esta hora? -- le dijo una voz somnolienta al otro lado.-- Lucía, soy yo Rodrigo –Hubo un silencio en la línea, Lucia no sabía nada de él desde que la dejo plantada en el restaurant, y ahora la llamaba como si nada.-- Voy a colgar – le dijo, pero él no la dejo.-- Por favor no lo hagas... necesito que me hagas un favor ---- ¿Es en serio?, ¿Después de que me dejaste sola? ---- Luci por favor... Paula está con otro. Quiero que lo veas