Abrazados por la oscuridad y un brillo titilante que se colaba por la densidad de los pinos, Rafael se encuentra decidido a salvar a la dragona que tiene en sus brazos.— No voy a dejarte ir de nuevo, jamás voy a rendirme contigo— susurra con una voz desesperada al mismo tiempo que coloca a Nimue en el suelo, con la estaca aún en su corazón destrozado y sin vida.La piel de ella comienza a oscurecerse justo de la misma manera que cuando se pierde la magia en cualquier tipo de dragón, su corazón se apaga, perdiendo la esencia y cada una de las características que lo vuelven poderoso.Rafael comienza a jadear, envuelto en desesperación, no puede verla desaparecer…— No puedo tolerar que no te encuentres a mi lado.En ese momento y sin pensar en las consecuencias, incluso cualquier precio que tuviera que pagar valdría la pena sólo por volver a ver sus ojos brillantes y llenos de vida.Rafael observa a su alrededor, ya que va a hacer algo poco común y sobre todo prohibido, un solo error

Al entrar a esa habitación su corazón dispara sus latidos, sus nervios, su temor estaba recorriendo sus venas, sin embargo era algo que sentía la necesidad de hacer.En esa habitación donde las paredes eran blancas y tenían impregnadas en todas direcciones rocas curativas, solamente la dejaban observar desde el exterior a donde podía llegar a deplorarse la conciencia de cualquier criatura si se rompía.En un costado en la esquina más lejana, se encuentra Leyra hecha un ovillo hablando sola, se había desgastado y encerrado en sí misma como medida de defensa.— Sí.. sí… yo soy la luna, la dueña de todo el territorio que toca la luz del sol, te protegeré, te cuidaré, sin embargo necesito algo a cambio.Su mirada se veía perdida, su cabello completamente cortado, mutilado por la desesperación y jalones que ella misma se provocaba, su cuerpo inundado en cicatrices, esas que había provocado Cam en medio de la rabia, y ese rostro del que tan orgullosa se había sentido tenía la marca permanent

El tiempo pasa, parece haberse detenido sin que nadie pudiera evitarlo.Ambos dudan en detener el aliento de fuego, ya que solo hay una oportunidad de hacer el ritual.Si les negaban esa bendición y permiso alguno de los ancestros, ambos permanecerían separados sin la protección divina de su linaje.El aliento de fuego cesa.La incertidumbre de no saber qué depara su futuro los consume al mismo tiempo que el fuego lo hace con sus escamas en la roca volcánica.Todos los presentes se toman de las manos ante la necesidad inherente de ver finalmente éxito en ese ritual.Poco a poco la vida del fuego se apaga, mostrando así el resultado… la respuesta de los ancestros del linaje dragón.Nimue y Rafael contienen el aliento la escamas estaban separadas y brillando en rojo vivo…Hasta que poco a poco se enfría para mostrar el color ocre en dos escamas con colores combinados, dejando clara su unión.La bendición de los ancestros había llegado.Nimue y Rafael se acercan, toman una parte cada

Alfa Nadir se queda tranquilo y estático ante la visión de Beca sonriendo a los incontables miembros de la manada.Era la luna perfecta, atenta, cálida, servicial y cariñosa…—Mirarte ser feliz. Verte brillar, volviéndote madre, ser el nido de un alfa con tu vientre hinchado y florecer ante la maternidad, me mata por dentro— susurra Nadir, al mismo tiempo que aprieta sus manos en puños y las quijadas se vuelven dos barreras que se unen de manera contundente.El paso del tiempo no lo volvía sencillo, al contrario, le mostraba todo lo que había perdido.Todo lo que había sido arrancado de su realidad sin compasión.— Esto podría haber sido mío… ella podría haber sido mía…Solo al escuchar esas palabras se arrepintió…Porque ella no era Maree.En ese momento, el olor de alguien más y sus pasos anuncian su llegada. Flora, se coloca a su lado, siendo consciente de que es lo que observa.— Alfa Nadir, comprendo tu dolor— susurra ella sorprendiéndolo. Sin embargo a pesar de la falta de res

El lobo hibrido se mantiene siempre cerca de su hermano.—Eres hermoso y serás muy fuerte… —susurra Bruce, al mismo tiempo que al pequeño Raek, con una tranquilidad y paciencia que derrite cualquier corazón al verlo.En ese momento el ambiente cambia… Alguien más había llegado.—Dime ¿qué pasa? —susurra Beca de manera maternal había notado cierta reticencia en Bruce últimamente.El haber dado a luz a Raek no la había cambiado en absolutamente nada, porque para ella, su pequeño cachorro, el primero… siempre sería Bruce.—Nada, mamá —susurra él al mismo tiempo que fija su mirada en el pequeño Raek.Beca no se queda conforme y se acerca más a sus hijos.—Cariño, no quiero que me ocultes las cosas. Dime por favor lo que te preocupa, no me tengas con la incertidumbre de no saber qué es lo que vive en tu cabeza.Beca había desarrollado la habilidad de mirar hacia abajo a su cachorro a pesar que le sacaba varias cabezas de ventaja.Y esa actitud hacia sonreír de manera automática a Bruce.—Ma