Una tempestad de agua estrellándose en su rostro e impidiéndole respirar de forma adecuada lo hace volver de su oscuridad, sus ojos tardan en abrirse, pero en segundos recuerda qué es lo que había pasado y por instinto, al mismo tiempo que sus ojos son abiertos en su totalidad, librar sus manos de la prisión en ellas sin conseguir nada. Gaby estaba atada por las muñecas con los brazos extendidos hacia arriba, sus pies apenas tocaban el suelo y todo su cuerpo dolía por estar tan estirado, y prácticamente suspendido en el aire. —¡Ya despertó! —grita uno de los empleados de Donovan. —Es hora que se una a la fiesta —contesta Donovan. Gaby se entorna sus ojos para encontrar a unos de los gorilas frente a él sosteniendo un balde, detrás del gorila puede ver a Donovan, observándolo divertido, junto a él ve a Quintana y más haya había tres hombres más. —Gaby —susurra Noé. El morocho, de manera automática la busca con los ojos encontrándola a unos metros de él, atada de pies y manos en una sil
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