POV Emily Volví a ver a esa horrible bestia llena de rencor, el señor Jones estaba igual o casi peor que aquel día que lo conocí. De la nada, se levanta y decide que debemos irnos del Golden Palace, así sin más. No entendía, su reacción fue repentina. ¿Qué le sucedía? ¿por qué reaccionar de esa manera? Aparentemente estaba calmado o al menos fingía bien, pero al finalizar el discurso de bienvenida, explotó como si fuera un loco.—Señor Jones, espere…Él llevaba mi cuerpo arrastrado, me sostuvo de mi mano con fuerza sin darme chance de terminar mi copa de vino.—Oiga, espere…Él no escucha, una vez más lo estaba haciendo.—¡¿Qué le pasa?!Sacudí mi brazo con fuerza para hacer que él me soltara.—Nos vamos, ¿Qué no se da cuenta?Su mirada, su tono de voz, él estaba llevado por el enojo, pero no lo entendía.—¿Qué demonios le sucede?Toqué mi muñeca que estaba colorada por su agarre.—Nece

POV EmilyDaba por terminado aquel “contrato” que había hecho con el señor Jones, desde que prefirió irse y dejarme tirada en medio de la nada, deduje que esto había terminado. Así que, la mañana siguiente estuve al pendiente de su llegada a la empresa para hablar con él, sin rodeos, de manera directa terminar aquel acuerdo y rectificar, que ya no tenía que sostener más aquella mentira.Fui a su piso un par de veces, pero él no había llegado. Quise hacer un último intento y subí de nuevo a su oficina, desde que el ascensor abrió sus puertas pude escuchar la voz del CEO y me llené de fortaleza, porque eso que pasó no volvía a ocurrir y hasta aquí llegaron mis esfuerzos con ese hombre tan arrogante.Para mi sorpresa, el señor Jones no estaba solo, estaba en medio de una grata visita.¿Era esta mi oportunidad para acabar con aquella mentira?Fue notorio para el señor Benjamín que mi llegada en ese preciso instante no fue de todo su agrado, se veía algo… ¿impresionado podría decir?—Debe

POV EmilySus palabras me generaron confianza, además, en el fondo de mi corazón, apartando la molestia, quiero la oportunidad de firmar un nuevo contrato, claro que sí. Esa noche las emociones estaban elevadas, él no me dio muchas explicaciones, me molestaron sus respuestas, en fin; ambos estábamos molestos, pero en sus palabras sentí que ahora podía ser diferente. Hubo comunicación sin gritos ni celos de por medio, así que ambos expusimos nuestros límites y si esta vez son cruzados, me temo que no habrá vuelta atrás por más que desee quedarme.La noche fue larga para mí, estaba trasteando mis cosas al nuevo apartamento, la verdad, esta fue de las mejores cosas que pude pedir.El señor Jones o su familia, es dueño de un hotel en el que algunas de sus modelos pueden instalarse cuando hay proyectos muy prolongados; por la distancia, espacio y todo lo demás, el lugar se hace apropiado para reunirme con el equipo de producción, realizar desde aquí trabajos para redes, es simplemente perf

 POV BenjamínAbrazar a una persona que fue importante en tu vida, debería ser grato, debería ser una sensación de calidez para el alma, pero hay otros abrazos que duelen.—Benjamín —su voz era suave, su sonrisa era pequeña.Camila caminí hacia mí, apoya su mano en mi brazo y lentamente siento como me rodea con sus brazos.Aquel abrazo me hizo quedar sin respiración, con ese simple gesto me desestabilizó. Pude sentir el aroma de aquel viejo perfume que ella solía usar y que siempre ha sido favorito.—Es bueno verlos, ¿Cómo estás, Emily?Camila abraza a mi acompañante.—Estoy de maravilla, encantada con la hermosa vista.—Oh, yo amo venir aquí. Tenía mucho que no venía.—Pensé que era tu primera vez en Margeta —menciona Albert.&m

POV BenjamínNos acercábamos al muelle que estaba muy cerca del hotel y se sentía el olor del mar, también un ligero olor a madera húmeda.—¿Qué fue eso que hizo antes?—Alardear, señor Jones. Es lo que ella hace todo el tiempo con su prometido. Hice lo mismo, es solo eso. Todo el tiempo le da halagos, creo que se excede, lo hace de forma intencional.Miré a Emily y esta asiente con su cabeza.—¿Por qué lo cree?—Es evidente, señor Jones.Mis ojos pasaron de su rostro a su pecho y de inmediato quité mi mirada, no quería repararla más.Todos los invitados estaban en el muelle, no tenía claridad de cuál era el yate en el que debíamos subir, pero puedo adivinar que es el color blanco de dos pisos.Se escuchaban risas y conversas de las personas, yo solo observaba de lejos.—¿Cuánto tiempo nos quedaremos?—No lo sé, Emily. Eso solo lo sabe la señora Pedroza, no tengo detalles de cuanto dure el recorrido en yate.—No me refiero a eso, es que antes el señor Albert le decía que se quedara un