Alina La luz fría del alba se desliza a través de las cortinas de la cabaña, acariciando mi piel desnuda. Damon aún duerme a mi lado, su brazo pesado drapeado sobre mi cintura, su aliento cálido acariciando mi nuca. Su cabello oscuro cae en mechones desordenados sobre su frente, y aun en su sueño, conserva esa aura bruta y dominante que me atrae ineludiblemente. Acaricio su torso con la yema de los dedos, trazando las líneas de sus músculos, el calor de su piel contrastando con la frescura de la mañana. Siento ese vínculo poderoso que nos une, ese hilo invisible pero indestructible que parece haberse fortalecido después de la noche pasada. Pero no es solo a Damon a quien siento. Hay una sombra, una presencia en mi mente, difusa pero imposible de ignorar. El recuerdo de lo que sentí durante mi lucha contra Caleb aún me atormenta. Ese aliento helado, esa fuerza oscura que me rozó, observándome, marcando mi alma con una huella indeleble. Me incorporo suavemente, apartando las c
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