Capítulo 61. Llevaba varias noches que no era capaz de dormir bien, ni tan siquiera la valeriana parecía hacerme efecto. Entre los llantos de Hugo y mis propios pensamientos, no era capaz de dormir más de tres horas seguidas. Y de nuevo llegó la madrugada. Me levanté de la cama por tercera vez para intentar que Hugo consiguiera conciliar su sueño. Después de dormirlo, decidí bajar a la cocina y tomar un poco de agua, o quizás leche, pero necesitaba tomar algo, a ver si era capaz de dormir a la vuelta. Cuando llegué a la cocina ni siquiera pulsé el interruptor de la luz, ya conocía de sobra el camino hasta el frigorífico. Pero un destello hizo que pegara un pequeño grito y volviera corriendo para encender la luz. Elías estaba escondido entre las sillas, con la misma expresión de miedo que la primera vez que lo vi, pero esta vez había algo diferente en él. No sé cómo explicarlo, pero creo que aquel pequeño se sentía culpable. Cogí dos vasos de la alacena para después llenarlos de l

Capítulo 63. Decir adiós es algo muy difícil, y más cuando te vas a separar de las personas que más quieres. Llevo toda la tarde pensando en cómo hacerlo; la ansiedad y la culpa se han apoderado de mí. Quizás me esté equivocando y no debería marcharme; tengo miedo a arrepentirme. Pero en el fondo sé que es lo correcto. Hace ya mucho tiempo que sé que una parte de mí está fuera de este lugar, que no pertenezco a él y que aquí no soy feliz. No puedo evitar pensar que Calen me mira como si fuera algo prescindible. Quizás me esté equivocando, y probablemente sea lo que esté pasando, pero es que no puedo evitar sentirme como me siento. No puedo seguir así, reconstruyéndome una y otra vez, recogiendo cada pedacito de mi corazón y volviéndolo a pegar. Estoy cansada. Cansada de sufrir. Cansada de esperar algo que nunca llega. —¿Qué haces aquí y sola? La voz de Grettel me saca de mi propio mundo. Levanto la cabeza y me puedo dar cuenta de que ella viene acompañada de Erika. —Ya sab

Capítulo 65. Desde que llegué a este lugar, no he parado ni un solo segundo. Supongo que, después de todo lo que he vivido, mantenerme ocupada es lo único que me ayuda a no pensar. Las mañanas ya no me pesan tanto como antes, aunque todavía me cuesta acostumbrarme al frío de estas tierras, poco a poco lo voy haciendo. La manada de Derek es muy distinta a todo lo que conocía. Aquí todo el mundo entrena, todos son guerreros, guerreras, jóvenes y veteranos. Están siempre en movimiento, perfeccionando técnicas, vigilando los límites del territorio, preparando armas… Y claro, se hacen daño todo el tiempo. Golpes, torceduras, cortes, huesos rotos, heridas infectadas. A veces me cuesta creer que alguien sobreviva con ese ritmo de vida, pero ellos lo hacen y ahora yo formo parte de todo esto. La primera noche no dormí demasiado. Hugo estaba inquieto, supongo que, aunque es muy pequeño, notó el cambio. Y al día siguiente, después de dejar a Hugo con una persona de total confianza de Derek,

Capítulo 67. Pov Calen: Y aquella noche el tiempo se paró. Cuando subí a nuestro dormitorio y vi que Every y Hugo no estaban allí, me di cuenta de todo. No monté ningún escándalo. La ira se desbordaba por cada poro de mi cuerpo, pero aun así me contuve. Por un instante pensé en llamar a los guardias para que salieran en su busca, pero solo se quedó en mi pensamiento. Al final no llamé a nadie. Simplemente me quedé parado, con la mirada perdida. Me lo había advertido, pero no lo quise ver. Esta vez se había hecho real. Every se había marchado y me había dejado solo. Me senté sobre la cama y así pasé las siguientes horas. Cuando al fin fui consciente de todo, quise saber de ella. No para que regresara, sino para asegurarme de que se encontraba bien. Fui primero en busca de la sirvienta. Había escuchado alguna vez a Every decir que se llamaba Erika y también sabía que no tenía pareja, porque era demasiado joven, por lo que no interrumpiría ninguna situación incómoda. La encontré en