*—Callum:Estaban ya en el hospital, esperando por Giovanni y Edward. Ambos tenían sus respectivos pacientes, pero cómo habían tratado a Callum en el pasado, Dominick había pedido que los dos estuvieran presentes durante la consulta, pues valoraba profundamente sus opiniones. Dominick decía que no quería dejar ningún cabo suelto cuando se trataba del bienestar de Callum… y del bebé.Callum apoyó la cabeza sobre el hombro de Dominick, ignorando los murmullos del hospital, los pasos apurados, los timbres de las estaciones médicas. Cerró los ojos y se concentró en cosas positivas: en el calor del cuerpo de Dominick a su lado, en el modo en que su aroma envolvía sus sentidos como una promesa de protección, en la suave caricia de su pulgar que le recorría la mano en intervalos, en ese gesto silencioso que le decía estoy aquí, no estás solo. Se obligó a pensar que todo iba a salir bien, que de alguna manera encontrarían una solución. Que ese pequeño latido dentro de él iba a seguir creciend

*—Dominick:—¡¿Qué! ¡No juegues! —gritó Nicole, dando un pequeño salto de emoción.—¡Felicidades, Dominick! —exclamó Micah, eufórico, mientras se acercaba a abrazarlo.Ambos hermanos no tardaron en rodearlo al escuchar la noticia, golpeándole la espalda con entusiasmo y jalándole las mejillas en señal de cariño. Dominick se reía, intentando esquivar los manotazos con una mezcla de vergüenza y felicidad.Unas horas antes, tras una revisión completa, les habían confirmado que el embarazo de Callum seguía su curso de forma saludable, que no había signos de desprendimiento ni complicaciones inmediatas, pero que sí requería reposo absoluto por tratarse de un embarazo gemelar en un omega con anatomía inusual. La sonografía había revelado no solo que los latidos de ambos fetos eran fuertes y regulares, sino también que se estaban desarrollando con normalidad para el tiempo de gestación.Dominick, que había estado tenso desde la noche anterior por la discusión con Callum, apenas logró resisti

*—Callum:Después de compartir esa breve y sincera confidencia, ambos decidieron regresar a la terraza, donde la fiesta seguía con un ambiente más animado. Los encargados de dirigir las actividades eran Noel y Jazmín. Ambos estaban al frente de juegos, trivias y sorteos que arrancaban risas entre los invitados, mientras animaban con entusiasmo el lugar decorado en tonos azul celeste y blanco.Callum se unió con una sonrisa, aunque en el fondo sabía que su energía estaba al límite. Mientras reía y compartía con los demás, su mente no podía evitar desviarse por un instante hacia su propio futuro. Pensaba en su Baby Shower, aunque los médicos habían sido claros: era pronto. Debían esperar. Nada estaba asegurado. Había que tener fe, pero no crearse demasiadas ilusiones.Aun así, soñar no costaba nada.Se permitió disfrutar, aunque fuera un poco. Socializar lo ayudó a distraerse, pero también lo agotó. El embarazo lo dejaba sin fuerzas con rapidez, y los bebés demandaban más de él cada sem

*—Dominick:Dominick se quedó inmóvil, la respiración entrecortada, aún jadeando. Su mirada se clavó en la puerta abierta de la recámara con el corazón martillándole en el pecho.¿Acaso había alguien en su apartamento?, fue la pregunta que le surgió. Y entonces, lo sintió.El aire cambió. El aroma de su omega, tan claro como si caminara entre los sueños de Dominick, inundó la habitación con fuerza. Su calor. Su esencia. Su necesidad.Callum estaba ahí.En la casa.En el piso.Y había venido por él.Dominick bajó la cabeza y dejó escapar un gruñido, esta vez gutural, cargado de deseo y gratitud. La desesperación en su cuerpo se intensificó, pero también la esperanza. Porque su omega estaba cerca. Porque no tendría que atravesar el Rut solo.Se bajó de la cama y fue hacia la puerta justo en el instante en que Callum aparecía. Su omega tenía las mejillas sonrojadas, los ojos húmedos de ansiedad, y los labios hinchados, marcados por los mordiscos que se había dado tratando de resistirse.

*—Callum:Una sonrisa suave curvó los labios de Callum mientras observaba la pantalla del ecógrafo en la sala de consulta. La tenue luz azulada iluminaba su rostro y el de Dominick, quien le sostenía la mano con fuerza, pero con ternura. Era su cita semanal y estaba recién cumpliendo su cuarto mes de embarazo y, según la doctora Ortega, todo avanzaba de forma excelente.La doctora Ortega, una beta joven con voz cálida y un temple firme, especializada en gestaciones múltiples en omegas, los había acompañado desde la primera visita. Su experiencia la hacía meticulosa, pero no ocultaba el afecto que había comenzado a desarrollar por esa pareja tan comprometida.—Ambos fetos presentan un desarrollo muy bueno —comentó mientras deslizaba el transductor sobre el vientre de Callum, ahora notablemente abultado—. Las placentas están bien posicionadas, el líquido amniótico es suficiente, y sus signos vitales son estables. De momento, todo va perfecto.Callum soltó el aire en un suspiro tembloro