Mientras tanto, a Kilómetros de allí, Marcus conducía cómo un demente.— ¿Alguna pista? — preguntó a Alex por el auricular del auto.— Nada concreto — respondió Alex, y Marcus apretó los puños contra el volante. Cuarenta y ocho horas. ¡Cuarenta y ocho horas sin tener razón de Sofía e iba a perder el juicio en cualquier segundo! Anthony había huido, de lo contrario, no se explicaba porque no había aparecido en cuanto fue llamado a declarar —… pero la policía está rastreando los registros bancarios de Clark y sus propiedades familiares. Tiene una cabaña fuera de la ciudad, justo a donde se le vio hace un par de horas dirigirse a su dirección en un auto rentado. Lo están verificando.— Quiero que me envíes todo.— Estoy en eso. Dame un segundo… — Marcus aguardó, impaciente —. Ya está. Lo tienes. La policía va de camino a la cabaña. No es nada seguro pero…— ¡Voy para allá!Colgó, y tomó una curva cerrada, importándole poco el claxon de otro auto.En aquel oscuro lugar, Sofía escuchó el so

Los días siguientes fueron una mezcla de calma aparente y tormenta inminente. Sofía permanecía en observación, recuperándose lentamente de las heridas físicas y el trauma emocional, mientras Marcus no se despegaba de su lado. El bebé estaba bien, aunque bajo constante monitoreo.— Te ves mejor — le dijo Marcus una mañana, al verla sentada, hojeando un libro que Eve le había traído.— Me siento… tranquila. Y hace mucho yo no me sentía así — respondió ella con una sonrisa frágil, tocándose el vientre con cariño —. Eso ya es mucho.Pero esa tranquilidad duró poco. Ese mismo día, Marcus recibió una llamada que lo obligó a dejar la habitación. El juez había firmado una orden de captura contra Anthony Clark. Las declaraciones de Marcus, sumadas a los hallazgos en el apartamento: incluyendo el arma, restos de sangre y los registros de llamadas, bastaron para activar la búsqueda a nivel nacional. Clark estaba oficialmente prófugo.— Va a pagar por todo — le prometió Marcus a Sofía, de rodillas

— Oliver — murmuró Eve, sorprendida.— Necesito hablar contigo — dijo él, mirando a Alex como si no estuviera allí.— No creo que sea el momento — respondió ella, agitada.— Sí lo es — insistió Oliver —. Acabo de comenzar el proceso de divorcio.Alex dio un paso hacia adelante, pero se contuvo. Sus ojos se clavaron en Oliver con una mezcla de desconfianza y desprecio.— Te dejo — dijo, volviéndose hacia Eve con una expresión fría, cerrada —. Nos vemos.— Alex, espera… — Eve intentó detenerlo, pero él ya salía por la puerta.—No vengo a molestarte, Eve. Solo… necesito decirte la verdad.Ella cruzó los brazos, en alerta.— Tus verdaderas ya han hecho bastante daño, Oliver. Pero te escucho. No creo que estés aquí de no ser importante. Además, veo que conseguiste mi dirección.Oliver inspiró con fuerza, como si estuviera por lanzarse al vacío.— La razón por la que no pude contar la verdad en el pasado… es porque no podía con mi verdad.Hizo una pausa.— Soy gay, Eve. Y estuve casado con B

El día tan esperado llegó.El edificio de la Corte estaba sitiado por los medios. Cámaras, micrófonos y periodistas se agolpaban tras las vallas de seguridad, gritando preguntas que quedaban sin respuesta. El juicio Blackstone había explotado como una bomba en los medios internacionales. El apellido, antes símbolo de poder y prestigio, ahora estaba manchado por corrupción, encubrimientos médicos, y secretos familiares que comenzaban a salir a la luz como lava ardiente.En la sala de audiencias, el murmullo era constante. Marcus estaba de pie junto a su abogado, el rostro severo, las manos entrelazadas detrás de la espalda. A su lado, Sofia mantenía la calma con dificultad. Había dormido poco la noche anterior. La pequeña Camila se había quedado con una niñera de absoluta confianza, protegida en un lugar seguro.Oliver ya había dado su testimonio. Y se había filtrado.La prensa lo reproducía palabra por palabra. Su confesión. Su orientación sexual. Su relación con un antiguo escolta de

El Palacio de Justicia de Nueva York estaba rodeado de cámaras, reporteros y curiosos. Las noticias ya habían recorrido el país: "El caso Blackstone llega a juicio final", "Testimonios, traiciones y verdades ocultas saldrán a la luz". El escándalo había sacudido los cimientos de una de las familias más poderosas y, por primera vez, los protagonistas no eran los empresarios… sino los secretos que los habían marcado.Una camioneta negra se detuvo frente a los escalones principales. Las cámaras giraron al instante. Micrófonos. Gritos. Flashes.Marcus bajó primero.Impecable, imponente, vestido con un traje negro perfectamente ajustado y una mirada que destilaba frialdad y determinación. Extendió la mano de inmediato y ayudó a Sofía a bajar. Ella llevaba un conjunto color crema, elegante pero sobrio. Su cabello recogido, su expresión serena. Hermosa. Firme. Inquebrantable.— ¿Sofía, es cierto que su propia madre está involucrada?— ¿Qué tiene para decir sobre los cargos?— ¿Está preparada