Aquella frase cortó todo sonido en la habitación, incluso el generado por la secadora de cabello. Mientras el continuaba secando el cabello de su esposa con delicadeza y ella estaba sentada muda sin saber qué decir.-Listo, ya he terminado. Ahora cámbiate, no quiero que te enfermes.-...(¿Qué ha sido todo esto?)-Me daré la vuelta y cerraré los ojos para que no vayas hasta el baño, no camines, tus pies están hinchados.(¿Eh?)Sofía miró sus pies y era verdad, eran como dos tamalitos rellenitos de masa, ni siquiera ella había notado la hinchazón en sus pies, pero Michael a pesar de que parecía perdido en sus pensamientos lo había notado; en realidad no tenía ningún fetiche ni nada parecido, pero los pies de Sofía le gustaban desde la primera vez que los vio, eran pequeños, blancos, suaves y un tanto gorditos, así que los miraba cuando tenía oportunidad y sentía ternura, por lo que no le fue difícil notar que esta vez estaban mucho más rellenitos de lo normal porque estaban hinchados.
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