Todos os capítulos do CONTRATO DE APAREAMIENTO CON EL ALFA MALDITO: Capítulo 141 - Capítulo 148
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C141- DEBERÍAS ESTARLE AGRADECIDO.
C141- DEBERÍAS ESTARLE AGRADECIDO.MANADA CORAZÓN DE PLATAOdette miraba a su bebé que dormía en sus brazos. El cachorro tenía la piel sonrosada, los puñitos cerrados y una expresión tranquila. Había heredado el cabello oscuro de Zayden.Ella lo acarició con los dedos temblorosos, sin dejar de mirarlo, y entre la felicidad, también sentía cómo su corazón se partía en mil pedazos.—Te voy a llamar como tu padre —susurró—. Zayden…Su pecho se sacudió. No pudo contenerse, cerró los ojos y el llanto subió por su garganta sin que pudiera frenarlo. Se inclinó sobre su hijo y lo abrazó con cuidado, tapándolo con la manta.—Lo siento tanto… —sollozó—. Lo siento, mi amor. Por no haberte dado un hogar seguro. Por no haber podido quedarme con él… por no haber logrado que viviera…El bebé hizo un pequeño gimoteo, y ella lo apretó con más fuerza contra su pecho.—Pero yo voy a estar contigo. Te juro que te voy a proteger, aunque no pueda con todo esto… aunque me duela respirar, siempre voy a prote
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C142- TRES DÍAS PARA DESPEDIRTE.
C142- TRES DÍAS PARA DESPEDIRTE.1 SEMANA DESPUÉS…El sol apenas rozaba las copas de los árboles cuando Zayden giró con fuerza, esquivando un puñetazo de Noah, para luego empujarlo hacia atrás con el antebrazo. El impacto obligó al beta a retroceder dos pasos.Ambos estaban sin camisa. Sus cuerpos brillaban de sudor, marcados por las peleas, por las cicatrices, por la vida de guerra que conocían demasiado bien. Las vendas en el torso de Zayden eran pocas ya; las heridas estaban casi cerradas. Su espalda ancha y su abdomen firme, cubiertos de tatuajes negros —líneas antiguas y símbolos de manada— se tensaban con cada movimiento.—Vamos —dijo Zayden—. ¿Eso es todo?Noah gruñó y se lanzó de nuevo. Zayden lo esquivó con rapidez y le propinó una patada baja que lo desequilibró. El beta rodó por el suelo y cayó de espaldas, jadeando.—¡Calma, amigo! —dijo entre risas entrecortadas—. ¡No soy el peliblanco!Zayden respiraba agitado. Miró a su amigo y luego extendió la mano. Noah la tomó y se
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C143- SABER DIFERENCIAR.
C143- SABER DIFERENCIAR.Zayden se mantuvo firme cuando Drakos se acercó. Lo observó en silencio, su presencia se imponía sin necesidad de decir nada. Los tatuajes en sus brazos brillaban bajo la luz del sol y sus ojos dorados se clavaron en los del alfa.Durante unos segundos, ninguno de los dos dijo nada.El rey dragón lo miró con detenimiento, su interior rugiendo por percibir lo que otros solo temían: a la bestia.La sentía allí, viva, presente, pero contenida. Y supo que esa no era como otras. No estaba hecha de odio, no buscaba destruir sin sentido.Y por eso no atacó.El sabia diferenciar. Había aprendido a hacerlo desde que perdió a su hermana por culpa de quienes juzgaban antes de entender. Y esa pérdida le había enseñado que incluso las criaturas más oscuras podrían ser buenas, incluso más que aquellos que reflejaban la luz.—Alma me habló de ti —dijo finalmente—. De lo que pasó.Zayden respiró hondo y una parte tensa de su cuerpo se alivió levemente. Agradecía no tener que
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C144-ESCAPE.
C144-ESCAPE.La noche estaba en completo silencio y Kendra llevaba una capa oscura, caminaba con rapidez por el sendero que llevaba al santuario ancestral. Selene, su sirvienta, la seguía nerviosa, mirando hacia todos lados como si esperara que alguien saltara de entre los árboles.—Señorita… si nos atrapan aquí estaremos en problemas —susurró, apretando los dedos contra su falda—. Los señores del consejo no permiten que nadie entre al santuario sin su permiso. Esto está prohibido…Kendra se detuvo en seco y se giró con fastidio.—Soy hija de un miembro del consejo, Selene. Lo sé mejor que tú. Vigila la puerta… y deja de hablar.La chica tragó saliva, asintió y se apartó sin decir más. Kendra continuó sola hasta la entrada del santuario. Las enormes puertas de madera estaban cerradas, pero la cerradura respondía a su sello familiar. Lo usó sin titubeos.Dentro, el aire era espeso y cargado de magia vieja.Avanzó por el pasillo iluminado por cristales pálidos hasta llegar al altar de p
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C145- LOBOS Y DRAGONES.
C145- LOBOS Y DRAGONES.Odette tragó saliva, pero no retrocedió. Sujetó al pequeño Zayden con más fuerza y alzó el rostro con valentía.—No voy a separarme de mi hijo. No lo voy a entregar. NuncaLeonard dio un paso adelante y su tono era más peligroso que un grito.—Te di muchas oportunidades, Odette. Pero todas y cada una las desaprovechaste. Pensé que al menos serías lista. Pero hasta hoy… —dio otro paso— ¡hasta hoy me tomas por estúpido!Ella retrocedió un solo paso, el límite entre ella y la salida oculta era poco, se arriesgaría, por su hijo lo haría. Leonard levantó la mano, iba a sujetarla. Y entonces, un grito desesperado rasgó el aire.—¡Fuego! ¡Fuego! ¡Hay dragones! ¡Alfa, hay dragones!El pasillo vibró.Desde arriba se escuchó el estruendo de un impacto. Cayó polvo del techo y un segundo después, otro grito, se escuchó más cercano, con pánico real.―¡Nos atacan alfa! ¡Nos atacan!Leonard se giró con furia.—¡¿Qué demonios…?!Y Odette aprovechó el instante.Movió la compuer
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C146- SEXY ENOJADA.
C146- SEXY ENOJADA.Mientras los dragones incendiaban el cielo y Zayden despedazaba sin piedad a los lobos de Leonard, Willow y Noah se deslizaban entre corredores oscuros.La pelirroja giró la cabeza hacia su compañero.—¿Dónde crees que pueda estar? —preguntó, con los ojos recorriendo el pasillo a su izquierda.Noah no dejó de avanzar. Estaba tenso, olfateando el aire y atento a cada ruido.—Con lo obsesionado que está ese bastardo, no me sorprendería que la tenga en su habitación.Willow se detuvo en seco y lo miró con reproche.—¿Qué estás tratando de decir?Noah también se detuvo y se encogió de hombros sin mirarla.—Nada. Solo la verdad. Para nadie es un secreto que Leonard lleva tiempo queriendo acostarse con ella y Zayden lo sabe.Willow no dudó. Avanzó un paso y le soltó un puñetazo en el estómago. Noah se encorvó un poco, soltando un gruñido contenido.—Me dieron ahí, nena…—Pues yo te abro todas las heridas si vuelves a decir eso. ¿Es que son cerrados o qué? Odette simpleme
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C147- DESPEDAZAR CON MIS PROPIAS MANOS.
C147- DESPEDAZAR CON MIS PROPIAS MANOS.Odette seguía corriendo. Sus piernas dolían, el pecho le ardía, pero no paraba. El castillo era un infierno. Todo a su alrededor era fuego, escombros y cuerpos, la manada estaba en caos, algunos gritaban, otros lloraban, muchos huían sin rumbo.Pero ella no.Ella tenía un objetivo.Su bebé.El pequeño iba envuelto contra su pecho, completamente dormido a pesar del ruido. Pero cuando giró por uno de los patios laterales, el camino se cerró de golpe.Cinco guerreros de Leonard la rodearon, altos, armados y manchados de sangre. No se inmutaban ante el fuego que caía del cielo, en cambio sus ojos eran fríos y vacíos.Uno de ellos sonrió con asco.—¿A dónde crees que vas, zorra? ¿Planeas escapar con el hijo de la bestia?Odette apretó más al pequeño Zayden contra su pecho. El miedo le arañó el estómago, pero no lo dejó salir.—Si uno solo de ustedes le toca un cabello a mi hijo, los voy a despedazar con mis propias manos.Los guerreros soltaron una c
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C148- NO ES TU GUERRA.
C148- NO ES TU GUERRA.Odette no se movía, solo lo miraba.—Zayden… ¿eres tú? ―susurró.Él apartó la vista del bebé y clavó sus ojos en ella. Sus pupilas seguían rojas y su expresión no tenía ternura, ni alivio. Solo tensión y juicio.Odette sintió un escalofrío. Tragó saliva, pero no era miedo, era no saber qué pasaba por su cabeza. Y antes de que pudiera decir algo, voces familiares los interrumpieron.—¡Por la diosa…! —dijo Willow al aparecer con Noah—. ¡Estás aquí!La pelirroja corrió sin dudar y abrazó a Odette con fuerza y ella no se movió, aún tenía la mirada fija en Zayden. Willow vio al bebé y sus ojos se abrieron con emoción, casi sin poder hablar.—¡Diosa… es… es hermoso, Odette! Santo cielo… es…—No es momento para charla, Willow —interrumpió Zayden, frío, sin quitar los ojos de Odette —Esta guerra aún no ha terminado. Leonard sigue vivo… y yo voy a acabar con él.Odette sintió un nudo en el pecho.No era por Leonard. A él lo quería muerto desde que le había puesto un dedo
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