La voz del presentador resuena en el gran salón, captando la atención de todos los presentes. —Damas y caballeros, ahora que todos los participantes han llegado, procederemos a escuchar las propuestas de cada empresa concursante.Uno a uno, cada representante avanza hacia la mesa central con seguridad, exponiendo sus planes; desplegando sus estrategias con discursos bien ensayados y argumentos calculados. Algunos se apoyan en gráficos impresionantes, otros en cifras prometedoras. La competencia es feroz, y cada presentación parece elevar aún más la expectativa.Cuando llega el turno de Santiago, él se levanta con aplomo y se acerca a la mesa con paso firme. Su discurso es claro, meticuloso, con la confianza de alguien que conoce el mercado a la perfección. Los jueces asienten con interés, y algunos miembros de la audiencia murmuran en aprobación. Su propuesta es fuerte, pero yo no me permito distraerme.Entonces, finalmente, me llaman.Respiro hondo, ajusto un mechón de cabello detrás
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