Capítulo 91 Confesiones Su tiempo íntimo les pareció corto a los dos, aunque no lo confesaran, y después de disfrutarlo, Luca se despertó sabiendo que la dura realidad era que tenía que marcharse.—Debo irme—, le anunció Luca a EleonorAmbos estaban recostados, con la cabeza de ella sobre el pecho de él.—No quiero irme —se quejó Luca con una sonrisa triste en su atractivo rostro, y acunando la cabeza de Eleonor contra su cuello—, pero tengo que ver cómo está Jennifer. —se excusó —La audiencia en los tribunales es en pocos días y temo que Carla se ponga peor e intente algo.Eleonor no dijo ni intento hacer nada, ¿Qué podía decir o hacer? Ni siquiera levantó la cabeza. Se sentía mal por él, por ella, por toda esa situación.«Estoy perdida, completamente perdida en esta relación tan ambigua. Ya no puedo escapar de esta relación. Él en verdad me gusta y al parecer también le gusto a él. », Pensó. Le resultaba imposible; pero tenía que confesárselo: «Soy adicta a él».Con un gemido, acom

Capítulo 93 ¿Te consideras intachable?A Eleonor le remordió la conciencia. No estaba acostumbrada a hablarle así a las personas. Aunque algo en su interior le decía que la mujer estaba mintiendo descaradamente.Sacudió la cabeza, sin ánimo de seguir la discusión.—Señorita Montiel —dijo Eleonor, la voz carente de emoción—, en verdad no somos amigas. Usted tuvo una relación con papa, sabía a lo que se exponía y no sé qué pretende, acaso quiere que me ocupe de sus necesidades, sin tomar en cuenta el sufrimiento de mi propia madre. ¿No le parece descarado? La única amabilidad que le debo es un trato justo como empleada, nada más. Hagamos las cosas bien. Iremos hoy le haremos las pruebas pertinentes para verificar su embarazo, y por supuesto debe prepararse para una prueba de paternidad o lo que sugiera el médico para saber si ese niño es hijo de papá.— ¡Esta forma de tratarme no es justa! ¡No puedes ser tan egoísta! ¡No soy una zorra! En verdad, amo a Samuel —gritó Neri, mientras las

Capítulo 95 Amar mucho—Te arrepentirás de esto —amenazó Carla antes de irse, mientras el personal de vigilancia le indicaba que saliera de allí. Ella, a pesar de su rabia, no era estúpida y sabía cuándo retirarse.Eleonor cayó sobre su silla ubicada frente al escritorio. Entendía que la mujer ahora era más peligrosa que antes. Sin remordimiento, Carla había pasado de la manipulación emocional, las amenazas y el uso de su hija a la agresión física.—Lo lamento, Alfonso. Me da vergüenza lo que ahora estás pensando de mí.—Conozco a Luca desde hace mucho tiempo. Él ha sido amigo de mi hermano desde jóvenes. Sé quién es ella y lo que sucede ahora mismo. No tienes por qué disculparte. Su explosión de rabia y frustración, y sus insultos, son un modo desesperado de buscar un culpable y, de paso, reafirmar su supuesta superioridad. Seguramente, ante el inminente divorcio, no acepta la derrota y, en lugar de reflexionar, busca a alguien a quien culpar. En su mente está convencida de que nadie

Capítulo 97 ¡Vete al infierno!Al mismo tiempo…En la oficina principal de la Corporación Romano, desde donde Luca dirigía todos sus negocios y empresas, la vibración del teléfono móvil interrumpió su ajetreada agenda. Una voz conocida, con un tono cargado de resentimiento, se escuchó al otro lado de la línea.—¡Estoy en el vestíbulo de la Corporación! ¡Quiero hablar contigo!Luca, con la voz endurecida por la irritación ante la aparición de ese hombre indeseable, respondió:— ¿Qué quieres, Michael? No tengo nada que hablar contigo.—Te equivocas. Tengo mucho que decirte, así que déjame subir. —replicó Michael desafiándolo.—Está bien. —aceptó Luca, con un suspiro de resignación y enojo.Después de colgar, pulsó un número y dio la orden de que lo dejaran entrar. Al verlo entrar en su oficina, Luca se puso de pie. La expresión de Michael no era la misma de siempre; le faltaba seguridad, había algo extraño en él.— ¿Qué pasa? No estoy de humor para hablar contigo.La mirada de Michael r

Capítulo 99 Olvidar el pasadoAntes de que Eleonor pudiera hacer o decir nada, el teléfono sonó. Él le hizo señas con la mano para que esperara y se alejó unos pasos para atender la llamada. Mientras lo escuchaba, Eleonor pudo ver cómo la expresión de su cara se volvía aterradora.—Voy enseguida —dijo él antes de colgar.Ella se acercó de inmediato.— ¿Qué sucede? —preguntó.—Hay problemas con mi madre —le indicó rápidamente.— ¿Con tu mamá? ¡Voy contigo! —afirmó decidida, intentando ponerse en marcha.Luca asintió, luego le rodeó los brazos.—No te preocupes, lo resolveré yo mismo.—Ya te dije que voy contigo —insistió ella—. Es posible que no pueda hacer nada, pero voy contigo.—Bueno, está bien, pero te advierto que no será bonito lo que vas a ver o a escuchar.Al llegar a la habitación de Lucía, ella estaba en su silla de ruedas fuera de la habitación. Su cuidadora se encontraba detrás, sosteniendo la silla y tratando de calmarla.Lucía gritaba, con el rostro contraído por el dolo