74. SINTIENDO LA CULPA
Cristal bajó la mirada, dudando aún, pero podía sentir como poco a poco sus palabras encontraban eco en su interior. —Vamos, tesoro, eres mi mujer, la mujer del soltero más codiciado de Roma, y tú me atrapaste sin proponértelo. Vamos, linda, deja de llorar ya —Sintió como Cristal se aferraba a él con fuerza. — Te amo, Cielo, te amo. Haré todo lo que quieras y más si dejas de llorar ahora, cariño, vamos. La abrazó con fuerza, como si temiera que pudiera escaparse en cualquier momento, y le besó la frente antes de seguir limpiando con delicadeza sus lágrimas. Su voz se mantuvo baja, casi un susurro, hablándole con ternura y desesperación. —Por favor, amor, ya no llores más. Haré lo que sea para verte feliz, vida mía —repitió Gerónimo mientras atrapaba su rostro entre sus manos
Leer más