Además, Jaya estaba segura que le quitaría el hotel. «Todo esto fue para eso, para recuperar lo que nos arrebataron. Me sacrifique para lograrlo, con la mejor arma que puede tener una mujer en esta vida. No puedo permitir que me lo quite».Una vez más, su progenitora era perseguida y vigilada, y si ella no hacía lo que Karim pedía, la asesinaría. Debía hablar con ella para informarle, ponerla sobre aviso, aunque bien sabía que esa situación le daría fuerzas para seguir adelante con ese plan, con el sueño de venganza que ideó junto a su hija, o mejor decir, para su hija.La puerta de la habitación se abrió. Alerta, Jaya giró su cabeza para ver de quién se trataba. Su corazón se detuvo al instante. Adam Coney, rodeado por la luz del pasillo, parecía más alto, más poderoso. Él cerró la puerta, dándole al pestillo, solo tenía minutos para poder estar allí. Coney no se acercó a ella de una vez, solo la miró de pies a cabeza buscando heridas. En silencio se fue acercando, y fue allí don
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