Cap 103. ¡Has vuelto!
Tras varios días de viaje en carruaje, el príncipe Edward finalmente llega al castillo de su familia. Lo que antes era un sueño dorado hoy parece una jaula de oro. Este castillo, antaño su mayor orgullo, es ahora la prisión que guarda la corona que nunca pidió.Los guardias abren las grandes puertas con respeto, anunciando su llegada. Al descender del carruaje, su madre lo recibe con los brazos abiertos.—¡Edward, mi niño! —exclama la reina Syllia con una sonrisa cálida, sus ojos brillando de emoción.Él la abraza con fuerza, hundiendo el rostro en su cuello por un instante, permitiéndose una tregua en su corazón atribulado. La ternura de su madre, su aroma, sigue siendo un refugio.Su hermana menor, Celeste, baja corriendo las escaleras del vestíbulo, riendo con júbilo.—¡Hermano! ¡Has vuelto!Edward se agacha y la levanta, girándola en el aire mientras ella ríe.—Bájame, ya no soy una chiquilla —rezonga la joven a carcajadas. —Ciertamente, ¡qué alta estás! —dice con una sonrisa— ¿
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