Capítulo noventa y tres: Viva.
••Narra Karina••Escuchaba voces. O mejor dicho, escuchaba una voz. Era mi esposo, hablaba con la calidez y el miedo fundiendo su voz. Me recordaba lo mucho que lo amaba, me suplicaba que no lo abandonara, me exigía que luchara por él y nuestro bebé. Me relataba historias de nuestra juventud, las canas verdes que le sacamos a sus padres por nuestras ocurrencias. Las conversaciones eran intermitentes. Supongo que me dormía, porque hablaba de un tema y cuando volvía a mis sentidos estábamos en medio de otro tema. Quería responderle, aplacar su sufrimiento, consolar su corazón herido, mas mis ojos se negaban abrirse y mi boca a moverse. Podía sentirlo todo. Sus manos sobre las mías, sus suaves caricias en mis mejillas, sus dedos jugueteando con mi cabello. Sus labios contra los míos. Su mano sobre mi vientre. Sus lágrimas mojando mi rost
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