Angelo se humedeció los labios con el líquido ambarino, escuchaba atentamente a la bella pelirroja. Era hora de hablar lo que tenía para decir. — Emma eres una chica muy especial, de hecho me siento afortunado por haberte conocido, pero debes de saber que yo también tengo una historia, tuve... Tuve una prometida una vez, pero desafortunadamente ella murió en un accidente, desde entonces no me he abierto al amor, y para serte sincero no creo que lo haga nunca. — ¿Cómo...? Disculpa, Pero... yo no sabía nada, Emmanuel debió decírmelo. Es que... En realidad sé muy poco acerca de tí. — No tienes que disculparte, son cosas del pasado, el punto es que... Yo te puedo dar todo lo que quieras, coches, joyas, villas, viajes, pero lo que no voy a darte es amor, nunca me voy a enamorar de ti, Emma, aunque seas una mujer muy hermosa y maravillosa. ¿Lo entiendes? — Vaya, que drástico, eres brutalmente honesto, pero... No sería justo que yo no me enamorara de ti, y tú si. Si lo piensas e
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