PUNTO DE VISTA LINA Al llegar a mi casa, antes de bajar del automóvil de Dan, lo miré por intuición. Sus ojos aceitunados se clavaron en los míos, intensos, analíticos. Sonreí levemente, como si estuviera nerviosa, insegura. —Gracias por traerme a casa, Dan. Me hiciste un gran favor de nuevo. Dejé que mi voz sonara dulce, con una leve vacilación, y luego me incliné hacia él, acariciando su mejilla suavemente antes de darle un beso tierno. Lo sentí tensarse al principio; en su rostro apareció un destello de sorpresa… y preocupación. —Di… discúlpame, Dan… Yo… yo solo… Bajé la mirada, fingiendo que estaba avergonzada, que ese beso había sido un impulso torpe. Quería que creyera que estaba perdida, que lo necesitaba. Dan me miró en silencio por un segundo eterno. Luego suspiró y dejó de estar tenso. Sus manos fuertes se posaron en mis hombros y, antes de que pudiera reaccionar, me besó. Pero esta vez no fue un beso tierno. Fue desesperado, hambriento, como si temiera perderme. Sen
Leer más