Cuando Isabella despertó, estaba acostada en la sala privada de exposiciones de arte.—Señorita Isabella, ¿ha despertado?Carlos se acercó de inmediato, preguntando con preocupación.—Señor Elizondo…La mente de Isabella se aclaró lentamente, y su hermoso rostro se ensombreció.En la subasta de arte de hoy, había perdido toda la dignidad.—¿Qué hace todavía aquí el señor Elizondo? —el rostro de Isabella se enfrió, mostrándole una gran frialdad.Carlos se había presentado como su admirador, pero durante la subasta había ignorado su mirada de súplica.—Señorita Isabella, por favor, no me malinterprete, no es que no quisiera apoyarla, sino que… ¡no puedo permitirme hacerlo! —suspiró Carlos con impotencia.—¿Usted, el señor de una poderosa familia de Viento Sur, no puede permitírselo? —Isabella bufó con desdén.—Ay…Carlos volvió a suspirar.Incapaz de explicarlo claramente, sacó el mensaje de texto que había recibido y se lo mostró directamente a Isabella.Al ver los dos mensajes, Isabell
Leer más