—¿En serio, Casandra? —la miro con frustración mientras ella me quita la botella y toma un trago.—Sí, todo lo que escuchaste es verdad —le confirmo.—Entonces, ¿me acabas de decir que te acostaste con el hombre más sexy, candente y bien dotado, y aún tienes esa cara de disgusto? —me pregunta, visiblemente molesta.—Es que, ¿por qué no entenderías? Sabes bien que Adrien Giordano es un mujeriego notorio, y caí en su trampa. Además, también escuchaste que está comprometido y yo también.—Sí, escuché todo eso. Pero, sinceramente, hay algo raro en su compromiso y en tu relación con Christian. Siempre he pensado que algo oculta. Dale el beneficio de la duda a Adrien; déjale demostrar si te equivocas o no.—¿Y qué esperas, que me embarace de él?—No sería mala idea. Los dos son muy guapos; imagina qué bebés tan lindos podrían tener —me dice, y le suelto un golpe con la almohada.—No soy tan tonta como para hacer eso —le respondo.—Entonces, ¿por qué permitiste que te acostara sin preservat
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