—Te dije que podría con esto. —Después de unas horas, Aidan llegó a la casa con los siete autos que nos pertenecían. —¡Eres increíble! —Me lancé hacia él, lo abracé y lo besé. —Solo seguí tus ordenes, aquí tu eres la mujer increíble, lograste esto sola. No podía creer que esto había funcionado, le ganamos la guerra al trébol negro, lo que que un par de senos y una actitud seductora. —¿Dejaste mi pequeño recuerdo? —Claro que sí, será lo único que encuentre cuando lleguen a la bodega, los muy idiotas dejaron solo
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