Al siguiente dia, en la mansión, Lucas seguía lidiando con la atención de Yazmín y Layla. Ambas habían regresado con la excusa de visitar a Elena, a su tío, a su primo, y hasta el perro, pero rápidamente se centraron en él.—Lucas, ¿te gusta más la playa o las montañas? —pregunta Yazmín, intentando iniciar una conversación, mientras comparten una taza de té.—¿Playa? —interrumpe Layla, riendo—. Por favor, Yazmín, míralo. Seguro prefiere algo más emocionante, como el esquí o el alpinismo.Lucas, atrapado entre las dos, levanta las manos en un gesto de rendición.—Honestamente, disfruto de ambos. Pero no soy tan exigente como parecen pensar. Aunque prefiero la vida nocturna, un poco de cerveza.Elena, observa la escena desde una silla frente a la isla de la cocina, no pudo evitar reírse en silencio mientras Hades murmuraba:—Esto es un desastre. Es primera vez que veo a mis hermanas en ese estado. Realmente eso de la impregnación es serio. Cuando mi padre lo sepa hay que ir comprando la
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