DOS SEMANAS DESPUES Fiorela había roto fuertes, como madre primeriza estaba muy asustada, no sabía que esperar, ni que estaba bien o que estaba mal. — Adriano, al principio no me dolía casi nada y me confié demasiado, creo que nos tardamos en venir al hospital, ahora me está doliendo muchísimo. ¡¡Aaaaahh!! Escuchar a su esposa gritar de dolor, le ponía los cabellos de punta al abogado. Estaba conduciendo lo más rápido que podía, pero sin poner en peligro a sus dos tesoros. — ¡Ya casi llegamos, mi amor, pronto te va a revisar el médico, verás que todo va a estar muy bien! — El esposo había visto tan tranquila a su mujer que coincidió con ella en esperar un poco, dejar que se duchara, elegir su ropa para salir del hospital y echar a la maleta alguna cosa que se le hubiese olvidado. — ¡Hay no, hay no! — ¿Qué? !¿Qué pasa Fiorela?! — ¡Estoy sintiendo algo ahí abajo, como una presión, dios mío que aterrador es dar a luz! ¡Apresurate Adriano, o la bebé va a nacer aquí! ¡Ahhh
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