El cielo en la casa de playa era una acuarela: dorado, rosado, azul profundo. Las antorchas iluminaban la arena húmeda, y las risas flotaban como notas musicales sobre el aire cálido.Esa tarde, el sol comenzó a caer despacio sobre la casa de playa. Todo estaba decorado con guirnaldas de luces, flores blancas y una pista improvisada sobre la terraza de madera.Era el aniversario de bodas de Francesco e Isabella.Alessa llegó con un vestido azul claro que resaltaba el brillo de sus ojos, acompañada por Charly. Isabella lucía radiante con un vestido crema, el cabello suelto ondeando con la brisa marina. Francesco la observaba como si aún no pudiera creer que era suya.Los niños corrían por el jardín: Fiorella, Marcos, Alessandro, Mateo y el pequeño Leonardo, mientras Jacomo, Carter, Chiara y Aura María reían y compartían anécdotas junto a Don Marcos, sentado en su silla con un vaso de vino y una sonrisa de abuelo orgulloso.Francesco tomó a Isabella de la mano.—Hace unos años, te dije q
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