Luego, Olya miró con gratitud a Faustino y Emanuel.—Faustino, alcalde, muchas gracias por su ayuda hoy.—Cuando tenga la oportunidad, los invitaré a comer.—Sí, Faustino, alcalde, ¡si no fuera por su ayuda, nunca habríamos recuperado nuestros salarios!—Pongamos una fecha, ¡queremos invitarlos a comer!Varios trabajadores se acercaron felices.—Jaja, no es necesario que me inviten, la señorita Olya mejor invite a Faustino.Emanuel rechazó la invitación con una risa.Al oír el rechazo de Emanuel, Olya y los trabajadores asumieron que tenía muchos asuntos que atender y no insistieron.Pero a Faustino le rogaron con entusiasmo.—Bueno, veamos pasado mañana. Si tengo tiempo, los acompañaré a comer.Sin otra opción, Faustino aceptó.—¡Qué bien! Olya recuperó su salario, ¡ahora podemos salir a divertirnos sin preocupaciones!¡Viendo que el asunto estaba resuelto, Larisa no pudo evitar celebrar!—Faustino, dijiste que me llevarías a comprar el Elixir de Belleza, ¡vamos ahora!Faustino y Xime
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