¿En qué diablos estaban bromeando? ¿Qué cosa tan disparatada era esa?Mientras todos aún intentaban comprender cómo había sucedido esto, Dante gritó furioso:— ¡Dejen de mirar y qué carajo, vengan a ayudarme! ¡Quítenme esto de una vez, está mordiendo mi hombría, ay…!El maestro de selección y Ulises se acercaron rápidamente, metiendo las manos entre los pantalones de Dante, hurgando sin control.— ¡Despacio, despacio, mi hombría! — se quejaba Dante.Tras varios intentos desesperados, lograron deshacer la tortuga que estaba hirviendo y ya completamente desmenuzada.Solo quedaba la cabeza de la tortuga, mordiendo la parte íntima de Dante.A pesar de todo, la tortuga seguía agarrada con firmeza, sin soltar su presa.Ulises y el maestro de selección, ignorando el calor abrasador, trataban desesperadamente de quitar la cabeza de la tortuga, sudando de la angustia.Sus movimientos parecían más bien como si estuvieran ayudando a Dante a satisfacerse a sí mismo.La escena era un completo caos,
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