Como lo dijo Reymond, termino comiendo en la cama con un pequeño que se mueve constantemente aunque esta dormido. Esta vez, no me dice cosas extrañas o implora perdón, pero, se queda mirándome por tanto tiempo que de cierto modo me siento incómoda.— He terminado de comer. — digo y Reymond reacciona teniendo todo su plato de comida lleno, porque se ha concentrado en verme y no en comer.— Oh, sí, dame el plato.— No necesitas ser así, puedes comer e incluso, esperar que yo lleve mi plato a la cocina.— Sé que eso es lo que deseas hacer, pero, ha pasado tanto tiempo contigo…— Muerta.— No digas esa palabra. — implora Reymond.Yo suspiro profundo y me recuerdo una y otra vez que él tiene sus motivos para estar así, porque mientras yo estaba en el mundo de las almas perdidas, él perdía viéndome muerta.
Leer más
Capítulo 206: Bañar a mi hijo
Me giro para ver al hombre que me observa con tanto amor, que derrite. Por lo que, miro cada una de sus expresiones y detalles en su rostro, para asegurarme que es el Reymond que me hablaba de forma sarcástica y muchas veces fría.— Debiste sufrir mucho desde que actúas así.— Eres lo que más quiero, eres mi tesoro más valioso y solo cuando te vi fallecer en mis brazos es que lo comprendí todo. Porque el amor que me pedías, el trato que me negaba a darte, solo era una forma de expresar un amor que me sobra para darte.>> Por eso, lloré como un tonto sin poder hacer algo más que conservar tu cuerpo mientras la oportunidad de traerte de regreso se daba. Los chicos me trataron como loco por eso, pero, no era loco, si no, un idiota que solo perdiéndote comprendió algo que debía saber porque ya te había perdido antes.Lo abrazo al ver como sus mejillas s
Leer más
Capítulo 209: Ser su ejemplo de pareja
Las chicas nos observan como si fuéramos lo más maravilloso del mundo, mientras reprimen esas ganas de lanzarnos muchas preguntas a la vez. Porque así era como miraban a Jay cuando aparecía.‘Me he ganado fanáticas de mi relación que fue más dolorosa que feliz.’ Me digo mentalmente.— Entiendo que quieran mucho a mi esposa.— No es solo su esposa, señor alfa. Es la relación de ambos. Cada uno demostró su valor y perseverancia para estar juntos. Ustedes son el ejemplo del amor que soporta todo tipo de calamidades, sin duda, yo quiero un amor así, pero, omitiendo la parte en que muero o mi hijo me desgarra desde el interior. — dice Lyall.— Oh, sí. Esas partes son demasiado para nosotras, así que, con que la haya vivido usted, ya demuestra la valía de las mujeres de la manada luna dorada, explicarla otra vez es innecesario. — d
Leer más