Llamé rápidamente a Olaia.Ella caminaba junto a mi madre, siguiéndome el paso.Sebastián se acercó buscando a Yolanda, pero terminó preguntándole a Diego si quería salir a jugar.Diego, por supuesto, aceptó encantado, así que tomó de la mano a sus padres y se fue con ellos.Finalmente, solo quedamos tres.Santiago, rascándose la cabeza, comentó: —Bueno, no los interrumpo más. Tengo que irme; mi abuela me llamó y dijo que me extrañaba.—Me voy.Así que, al final, en el lugar solo quedaban los empleados encargados de la limpieza.Quedamos José y Paula.José, con la mirada fija en la dirección en la que Olaia se había ido, parecía pensativo.Paula, percibiendo algo, le preguntó suavemente: —José, ¿volvemos a casa o...?Él no respondió de inmediato, por lo que Paula, algo intrigada, también miró en la misma dirección.Su rostro no mostró ningún cambio, pero con una voz suave y tranquila repitió la pregunta.Esta vez, José reaccionó y, con voz baja, respondió: —Te llevo a casa....Después
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