Los dos bajan al garaje y suben al coche para dirigirse a la casa de Liz. Tras casi 40 minutos, llegan y encuentran a Luiza sentada en el sofá. Está algo agotada, pero al ver entrar a su hermana junto a Jack, se anima, sabiendo que ahora solo faltan unas horas para llegar a Los Ángeles. A pesar del cansancio por el tratamiento, está deseando descansar.—¡Por fin llegaste! Pensé que vendrías antes. Estaba preocupada por el horario. —Liz abraza a Luiza.—Ay, no te imaginas lo que Jack me hizo hacer. Fuimos al centro a comprar algunas cosas para él, pero acabó cargándome de bolsas. Incluso compró regalos para la familia. Luego fuimos a almorzar, aunque ya era tarde. Decidimos ir a su apartamento a preparar la maleta, porque si él iba solo, no nos recogería hasta la noche para ir a Los Ángeles. Pero si aquí ya está todo listo, podemos irnos ahora. El avión privado de su padre ya está esperando en el aeropuerto, así que podemos partir en cuanto lleguemos.—¡Ya estoy lista! Podemos irnos ah

—Ay, querida, no hay nada como un lugar diferente para revitalizarnos. Estar aquí me ha dado una esperanza y una paz inmensa. Me encantaría comprar una casa por aquí para que podamos vivir. Aunque sé que las casas en esta zona deben ser muy caras. Esta casa de la madre de Liam, por lo que vi, ni vendiendo nuestros riñones podríamos comprarla. ¡Es carísima!—Tú y tu sentido del humor, siempre. Menos mal que has vuelto a ser la de antes. Hace tiempo que no te veía tan animada. Tenemos que viajar más a menudo para que te sientas bien. Hablaré con Jack para ver si podemos salir. Sé que hay un horario fijo para la cena, y no quiero retrasarme el primer día. Además, tendremos que recibir a la hermana de Jack, a su cuñado y a sus hijos. Así que no puedo estar por ahí. ¿Qué tal si dejamos el paseo para después de la cena? Podemos caminar mucho por la playa cuando los niños estén durmiendo. ¿Qué te parece?—Tengo miedo de que los niños se queden jugando con los sobrinos de Jack y no se duerman

Todos sonríen en la mesa y la cena termina. Frida invita a todos a ir al deck a tomar unos cócteles y continuar la agradable conversación. El padre de Jack quiere hablar con él y su yerno, diciendo que no quiere meterse en la charla de las mujeres y se siente fuera de lugar. Así, los hombres se reúnen en una de las salas, tomando tragos de whisky, mientras las mujeres van al deck alrededor de una fogata para charlar y relajarse un poco. Luiza está disfrutando de la experiencia, pues si estuviera en casa, probablemente estaría lavando los platos de la cena o yéndose a dormir. Frida pide a una de las empleadas que cuide de los niños mientras juegan, para que Liam pueda unirse a la conversación con los hombres en la sala. Liam agradece, pues ya estaba cansado de correr tras los niños, y se dirige a la sala, donde es bien recibido por los hombres, que le sirven un trago de whisky para disfrutar de la noche mientras charlan.—Quiero entender por qué los hombres siempre quieren estar solos,

Liz sale rápidamente del baño hacia el armario, toma una ropa de la maleta y se viste. Se recoge el pelo en un moño y se pone unas sandalias bajas. Baja las escaleras rápidamente junto a Luiza. Todos están en la mesa cuando las dos llegan. Los sobrinos de Liz corren hacia ella, abrazándola y dándole los buenos días. Liz les devuelve el abrazo, dándoles un beso a cada uno. Saluda a todos en la mesa y recibe saludos de vuelta.—¿Y qué, lista para otra ronda de copas esta noche? Estoy emocionada con la fiesta de hoy, vas a arrasar. Pero antes, necesitas tomar unos tragos para soltarte, como hiciste anoche. Estuviste genial, chica. Todos adoraron tu forma de ser, y mamá se divirtió mucho. La vi reír como nunca antes. ¿Verdad, mamá?—Verdad, hija. Liz, eres espectacular. Nunca imaginé que Jack traería a mi casa a una mujer tan increíble como tú. Eres la mujer perfecta para mi hijo, y sé que lo harás muy feliz. Además, nos darás nietos maravillosos, porque la combinación de vosotros es fant

Mientras las tres comen, los niños llegan corriendo, traídos por una de las empleadas para que merienden. Están completamente sudados de tanto jugar y correr por el jardín. Apenas prestan atención a sus madres, solo toman algunas golosinas del mostrador y vuelven corriendo al exterior de la mansión.—¿Ves? Ni siquiera nos hacen caso. Cuando estoy en casa, no se separan de nosotras, pero basta con que salgamos un momento para que parezca que no existimos. —Luiza se queja.—Ya estoy acostumbrada con los míos. Casi nunca están pegados a mí, siempre están en algún lugar de la casa o jugando con las niñeras. Así que ya me acostumbré. —Beatriz argumenta.Las tres deciden ir a la piscina para disfrutar de la vista mientras toman unas margaritas. Jack aprovecha para estar con Liz, ya que pasó buena parte de la mañana sin ella, e intenta recuperar el tiempo perdido. Cuando miran el reloj, se dan cuenta de que es casi hora de subir a arreglarse, porque la fiesta comienza a las 18:00 en punto, y