Viendo a la asustada Michela, Natalie se apresuró a decir: —Lo sé, me mantendré a salvo pase lo que pase.—Tienes que salir con un guardaespaldas a partir de ahora, si no, me preocuparé mucho, ¡estos días cuántas veces has tenido accidentes!—Vale, mamá, descansa. Mira esas ojeras, últimamente no has descansado bien, ¿verdad?Michela suspiró: —¿Cómo pude dormir después de saber que te había pasado algo? No he dormido desde anoche.—Bueno, ya has comprobado que estoy bien, vete a la cama.—Vale.Cuando Michela durmió, Natalie se fue a su habitación, se duchó, se cambió de ropa y se fue a la oficina.Justo cuando llegó a la oficina, el secretario del director general se acercó a ella para preguntarle qué había pasado.Natalie frunció el ceño y dijo seriamente: —Secretario Benicio, no tengo que dar explicaciones a la empresa. La policía sigue investigando, cuando salgan los resultados, pueden leer el comunicado. Sólo he venido para llevarme mis cosas, y no volveré a la empresa hasta que e
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